
Irene García Triana que es artesana en el oficio de bordado. Mujer implicada con la artesanía que empezó su andadura con 6 años.
Vive en la Villa de Mazo que es uno de los municipios con mayor tradición del bordado.
El bordado siempre ha sido un oficio representativo en la tradición palmera, existiendo las «casas de bordado», donde las mujeres encargadas de las casas diseñaban el patrón, aportaban la tela, pagaban a sus proveedores y encargaban a sus vecinas el trabajo de bordar las mismas, gestionando posteriormente la venta del producto final.
Irene da «gracias a la artesanía por formar parte de su vida y por aportar patrimonio en nuestra Isla», además explica que «empezó muy niña y hubo un relevo generacional en su familia empezando ella a bordar muy joven siendo enseñada por su abuela».
Expone también que «el oficio de bordado aporta en ella relax, creatividad y gratitud, ayudando a su vez a mantener el oficio en La Palma».
Reconoce que «no se imagina su vida sin practicar el oficio del bordado».































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