
De niña no era consciente de que, el que mi padre dibujara y pintara fuera algo extraordinario; pensaba que todos los padres dibujaban y pintaban. El día que me percaté de que esa cualidad no se compartía, que no formaba parte de ningún rol determinado sólo por el simple hecho de ser padre o madre, me sentí muy orgullosa: mi padre es pintor.
Paco Bolaños pinta y esboza luchando consigo mismo; se empeña y esfuerza por encontrar el modo de exponer lo que es capaz de sentir, ver, pero sobre todo, recordar. A través de su obra nos transporta a momentos de su niñez, a escenarios del pasado, nos vuelve a presentar personajes que ya no están, o nos invita a jugar. La temática presente en su obra se ubica dentro de los principios del indigenismo; una y otra vez se niega a abandonarlos. La tierra. La tierra y su gente, hombres y mujeres humildes, anclados, que sacrifican su vida, trabajando sin horas, para sacar adelante a sus familias y tener un nombre que acompañar a su oficio, sabiendo que de ese modo, serán eternamente recordados y recordadas.
Paco Bolaños nos muestra en A través de ellas, un conjunto de mujeres enfrascadas en sus oficios. Siempre pendientes de la mirada del pintor, las retrata sabiéndose retratadas. Mujeres del entorno rural, solas o acompañadas, realizan actividades que con el paso del tiempo y con el avance de nuestros recursos y de la educación, ya se han extinguido o tienden a desaparecer.
Envueltas en colores vibrantes, en medio de pinceladas gruesas, ondulantes o planas, se revuelven y se muestran realizando aquello que mejor saben hacer. Lavanderas, cabreras, ceramistas, tomateras, hilanderas,... son tan solo una pequeña muestra del homenaje que presenta el pintor.
El entorno que rodea las figuras de la obra se muestra en determinadas ocasiones como laberintos etéreos, y al igual que parte de la obra de Chagall, la perspectiva no es real; entra y sale, se confunde con el cielo y con la tierra, transportando a las figuras femeninas por composiciones cuasi fantasiosas que no terminan de confundirnos ni de alejarnos de donde estamos. Gáldar. Gáldar y el casco, Gáldar y las medianías, Gáldar y el entorno de los padres del pintor.
Mi abuela es una mujer más de este conjunto. Sin duda, es La Mujer en el conjunto. Es una y todas a la vez. El pintor no podía haber tenido un mejor referente para trabajar e interpretarlas. “Andreíta, la costurera”, forma parte de este conjunto de mujeres y sin duda, ha servido de referente en el proceso creador del mismo. Alrededor de su máquina de coser Singer se establecía un halo mágico. Estoy plenamente convencida de que la destreza con el dibujo que manifiesta mi padre no es sino la imitación del vaivén de las manos de mi abuela sobre la tela, del trazado de las líneas y puntadas con los hilos y de la geometría y soltura con la que se desenvolvía en los patrones.
A través de ellas, habla de mujeres, de su trabajo, de sus manos. A través de ellas nos muestra mujeres que han contribuido a transformar nuestro mundo más cercano. Mujeres encorvadas, robustas o endebles, grandes o pequeñas con manos fuertes y pies grandes asentados a la tierra. Es en este proceso de figuración, donde las mujeres de la obra de Paco evocan reflejos de la obra de Antonio Padrón o de la añorada Jane Millares.
El artista sabe desenvolverse bien con las figuras femeninas. Dibuja acertadamente entre líneas curvas y aristas rectas, haciendo continuos guiños al cubismo, suavizando el trazo allí donde quiere que sintamos la dulzura y el cuerpo blando, y endureciendo el mismo donde tenemos que intuir la fuerza. Las mujeres de esta colección forman parte de una simbiosis entre la realidad y la mirada del pintor. La mujer, la mujer rural y sus oficios tradicionales, quedan maravillosamente retratadas a lo largo de esta colección, donde con una gran maestría, el artista nos va llevando de una obra a la siguiente, dejando entrever su dominio de la pincelada, de la mancha y del color; este último, se adapta perfectamente a la pequeña narración que conlleva cada uno de los cuadros que hoy podemos disfrutar.
Mi padre fue uno de mis referentes para decidir adentrarme en los estudios de Bellas Artes. Creo que además no exagero, si añado que probablemente lo haya sido para buena parte de su alumnado. Como profesora de artes plásticas llevo a cabo todos y cada uno de los días, mucho de lo que él nos enseñó en su faceta de docente: dedicación, perseverancia, autocrítica, disciplina, amor por el resultado. Trabajo, en definitiva, el que podemos contemplar en su obra.
Hoy, el recuerdo del trabajo de la mujer rural vuelve a formar parte de la temática de la pintura en Canarias, sumándose la obra de Paco Bolaños al maravilloso elenco de pintores indigenistas que debemos estudiar y admirar.
Gracias, papá.
Martina Bolaños Salgado
Licenciada en Bellas Artes.
Profesora de Dibujo en Enseñanza Secundaria
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