
En la tarde del martes, 24 de octubre, y en CICCA de Las Palmas de Gran Canaria, se celebró una mesa redonda sobre “La viñeta de humor: poca broma, oiga” con motivo de la Exposición Cariñetas&Garagotes, que puede visitarse hasta el próximo 24 de noviembre en dicha sala capitalina, y que les recomendamos encarecidamente, organizada por “SE NOS FUE EL BAIFO”, Asociación Canaria de Humoristas Gráficos y Caricaturistas, y la Fundación La Caja de Canarias, y con la colaboración de Cóm!c Santa Cruz.
La mesa redonda, que moderó Antonio Cerpa, contó con la participación de Eva Núñez, Laura Cubas, Carol Bonino, Gustavo Mederos, J. Morgan y Padylla, que dejaron su particular visión, nunca mejor dicho, sobre “la viñeta de humor”. Lo cierto es que sintetizar lo que allí se dijo, y lo que aportó también el público, es tarea complicada, pues el debate, claramente distendido y muy simpático, sirvió para conocer a humoristas gráficos que proyectan muchas más cosas de las que sus viñetas dicen; es como tratar con escritores sin palabras, bueno, las mínimas imprescindibles, eso sí, pues “el dibujo representa otra manera de hablar y decir”.
Las cuestiones planteadas por el moderador, Antonio Cerpa, nos resultaron tremendamente interesantes: los principios de sus andaduras respectivas, la importancia del dibujo o el texto, si ponen filtros para censurarse o no, si hay líneas rojas que no sobrepasan, si se podrían definir con un color y, por último, si hay un humor femenino y otro masculino. Tras estas interesantes propuestas, los dibujantes fueron respondiendo cada uno a su manera y Gustavo Mederos, acaso el más callado de todos los participantes, se levantó a mitad de la charla y proyectó en la pizarra del fondo una caricatura sorprendente: no puede estar sin dibujar, acaso sea una necesidad vital en todos ellos.
Las respuestas, más o menos, fueron estas. Así, Eva Núñez dijo que “empecé haciendo viñetas para mí; luego vi que todos cargábamos con las mismas cosas y fue algo liberador. Creo que depende de cada uno la combinación de texto y dibujo, debe ser algo sugerente y equilibrado. Mi madre es el gran filtro de lo que dibujo y creo que suelo mantener el hecho de no hacer daño. Mi color es el morado, el violeta”.
Laura Cubas señaló que sus principios “eran un modo de introspección y gracias a la pandemia empecé a soltar pensamientos, como dibujar una señora sin cara, hasta que descubres que tu voz es la de muchas personas. Depende de la viñeta que estemos realizando el texto y el dibujo; cada momento es distinto. El único filtro que me impongo es un sentimiento mío: todos los artistas deberían escucharse a sí mismos. Intento no pensar en líneas rojas, no saber lo que va a venir después, intento no pensar en eso. Para mí el color que define mis dibujos es el verde y ante el auge del humor femenino ahora toca aguantarse a los hombres”.
Carol Bonino lo dejó muy claro: “empezamos sin querer a dibujar; luego las viñetas mudas las consideramos un poco más evolucionadas. Y por aquello de las etiquetas me han llamado, a la vez, fascista y bolchevique. Creo que es una cuestión de estilo lo de las líneas rojas autoimpuestas. Suelo decir muchas palabrotas en mis viñetas: eso es también la honestidad de nuestro trabajo. El contexto es lo que marca y considero que se debe y se puede hablar de todo. Mi color preferido es el gamberro y el hecho de la incorporación de la mujer a este mundo de las viñetas ha traído diversos cambios.”
Gustavo Mederos, el “desinquieto y parco en palabras”, dijo: “como no era buen estudiante, dibujar me ayudó mucho, aunque soy consciente de que en ocasiones me pierdo en los detalles. Intento, eso sí, que el texto y el dibujo se compenetren y no ofender a nadie con mi humor, pero sí hago crítica social y política: no deseo insultar a nadie.”
J. Morgan, desde su simpatía y veterana socarronería, manifestó que “empecé por casualidad a los 19 años y vi que me pagaban cuatro duros y hasta la fecha. Trato de dar sentido común a mis viñetas y la de prensa, sobre todo, se asoma a la actualidad: la frontera entre ironía y sarcasmo no está bien definida y creo que la tolerancia en nuestro país no suele estar.”
Por último, llegó el turno de Padylla: “a mí no me gustaba el deporte, lo que me gustaba era garabatear y, sobre todo, la actualidad; de ahí mis viñetas. Creo que hay una cierta soledad del viñetista y los dibujos que no piensas detenidamente suelen tener más éxito. Las redes sociales son los auténticos censores, las líneas rojas se las pone uno solo. Trato de no ofender a los débiles, pero el poderoso no se merece nada.”
La última cuestión de Antonio Cerpa (“¿hasta qué punto son necesarios los personajes?”) fue respondida desde diferentes perspectivas. Así, Eva Núñez sostuvo que “mi personaje es una extensión mía y suele decir muchas más cosas que yo”. Laura Cubas: “algunos de los míos no suelen tener cara, pues tuvo mucho sentido después del diagnóstico de autismo”. Carol Bonino considera que “los personajes son básicos y se construyen desde la apariencia, la motivación y la personalidad”. Gustavo Mederos dijo que “el único personaje fijo que tengo es una especie de oruga; los demás, van cambiando.” J. Morgan destacó que “lo importante es la psicología y de eso nos aprovechamos; luego los personajes se van acrecentando.” Padylla lo tiene muy claro: “mis personajes son los presidentes de cada mandato.”
La mesa redonda, que se alargó más allá de las dos horas previstas, fue tan rápida y tan llena de humor que hubo de todo, como en botica. Una feliz iniciativa que, desde la sonrisa, planteaba diversos aspectos muy serios y que el público, claramente entendido, pudo disfrutar de los dibujantes y sus variadas creaciones: un lujo auténtico, sin algoritmos señaladores que entorpecieran la realidad del momento.
Enhorabuena a todos y ¡que nunca las mañas pierdan!
¡Qué tarde tan agradable!
Juan FERRERA GIL
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