En el siglo XX. Juan FERRERA GIL
“En la segunda década del siglo XX, la ciudad comenzó a despuntar como si se tratara de una capital centroeuropea. Su playa, su bahía, no solo representaba el respiro que alargaba la mirada, sino que aquel paseo constante incluía el embeleso de una tradición que comenzaba a asentarse en el lugar. Cien años después, el paseo se mantiene y la novelería sigue su curso, a pesar de las nuevas modas. Es verdad que algunas personas solo miran la pantalla del móvil: si levantaran la cabeza, no solo disfrutarían de otra realidad, sino que la sinceridad luciría como un acto cotidiano más. Pero, en el fondo, a mí esta imagen me ha inmortalizado: soy la niña que mira. Por eso me convertí en fotógrafa en un tiempo de hombres. Como adivinando la posteridad.”































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