Es evidente, que España, es un país plural y diverso

Juan Reyes González

[Img #5587]España es un país plural y diverso, en los aspectos más relevantes; o sea, en lo institucional y en lo político. Si ojeáramos la Constitución observaríamos, que, en la misma, se contempla el reconocimiento y la garantía del derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que componen el Estado. No en vano, las expresiones políticas y culturales regionalistas, que yo recuerde, al menos, desde 1977, han tenido bastante influencia en los Gobiernos o en la gobernabilidad del Estado de la nación; sobre todo, en lo referido a las investiduras de todos aquellos presidentes que no lograron la mayoría absoluta; siendo al propio tiempo, también bastante decisiva, la influencia del nacionalismo catalán en todos sus aspectos, y como no podía ser de otra manera, la del PNV, y la de la izquierda abertzale, en el hecho de que la Constitución asumiera la plurinacionalidad de España.

 

Es preciso recordar, que uno de los momentos más relevantes de la colaboración entre Gobierno central y otros partidos políticos, llegó en 1993; cuando el PSOE, logró su cuarta victoria electoral, pero esta vez sin mayoría absoluta; en 1989, ya se había servido del voto de Mardones, de (AIC), para sumar 176 escaños en la investidura; pero en 1993, los socialistas lograron, 159 escaños y se quedaron nada menos que a 17 escaños de la mayoría absoluta; optando entonces, por elegir pactar con los nacionalistas catalanes (CIU) y los vascos del (PNV), cuando también lo podía haber hecho, con IU; en tanto que, esta formación política, disponía de 18 escaños; pero este candidato a la investidura, no solo se decantó por los nacionalistas, sino que llegó incluso a ofrecerles, entrar en el Gobierno; lo que no llegó a suceder por decisión de los convergentes de CIU; sin embargo, sí que se llegó a acordar con esta formación nacionalista, la corresponsabilidad fiscal, la cesión de la recaudación del 15% del IRPF, el desarrollo de los estatutos de autonomía, mayores cotas de autogobierno y el acceso a los fondos de cohesión europeos. Y con el PNV, pacto la continuidad del desarrollo del Estatuto de Gernika, entonces con muchas competencias pendientes, y por supuesto, también rechazó el ofrecimiento, de su entrada en el gobierno; ni que decir tiene, que esta legislatura no agotó el tiempo de mandato, al negarse CIU, a apoyar los presupuestos de entonces.

 

En las siguientes elecciones, el PP obtuvo una victoria corta, pero suficiente para elevar al candidato de este partido a La Moncloa.

 

Este partido, con 156 diputados en 1996, algo menos que los socialistas en 1993, optó por una solución muy similar a la de los socialistas: es decir, se apoyaron en los nacionalistas de derechas, catalanes (CIU) y vascos (PNV) a través de unos pactos, sobre los que, el entonces presidente vasco, se atrevió a decir, que, "había conseguido más, en 14 días con el PP, que en 13 años con el PSOE”.

 

Y entrando a fondo en las negociaciones entre PP y CIU, en el hotel Majestic, hemos de decir que, en fecha de 28 de abril de 1996, se negoció y selló el acuerdo del voto afirmativo de CIU, para la investidura del candidato del PP; siendo este último investido presidente por mayoría absoluta (181 votos) con el apoyo de la citada, CiU (16), PNV (5) y CC (4): es decir, pacto con nacionalistas vascos. catalanes y canarios.

 

A consecuencia del pacto del Majestic, los populares acordaron con CIU, nada menos que, la reforma del sistema de financiación autonómica; además de las transferencias a Cataluña de las competencias de tráfico de la Guardia Civil, de justicia, educación, cultura, agricultura, sanidad, puertos, farmacias, empleo, medio ambiente, política lingüística y vivienda, entre otras; y por si fuera poco, suprimió la figura del gobernador civil, que fue reemplazada por la del subdelegado del Gobierno, con menos competencias; además de la puesta en marcha de inversiones para las ampliaciones del aeropuerto de El Prat y del puerto; y como no podía ser de otra manera, los populares de la mano de su líder, se comprometieron con el dirigente de CIU, a apartar de la presidencia del partido popular en Cataluña al presidente de entonces, y a apoyar la gobernabilidad de la Generalitat catalana. Por otra parte, el PNV, sólo concedió el voto de investidura, al no lograr el acuerdo fiscal que reclamaba para Euskadi; no obstante, consiguió el compromiso de seguir desarrollando el Estatuto de Gernika.

 

Durante el mandato de los populares se concedieron, además, 5.948 indultos. Entre ellos, 16 miembros de Terra Lliure condenados por terrorismo en un procedimiento iniciado por el anterior inquilino de la Moncloa. Este exdirigente popular, que todavía tiene voz de autoridad, como sabemos, se ha erigido últimamente en uno de los máximos atacantes contra la amnistía en favor de los independentistas; cuando en un día, indultó a más personas que las 1.432 que el independentismo quiere amnistiar. Ya hemos mencionado en anteriores artículos, que el fin de la amnistía y el indulto es el mismo; o sea, el perdón; ambos términos hacen referencia a medidas de gracia que eximen de una pena; el indulto perdona la pena a personas que han sido condenadas, mientras que la amnistía, perdona el delito, haya o no, una sentencia o condena.

 

Con la aparición de Rodríguez Zapatero, el contenido político de los acuerdos, difieren en mucho, de los alcanzados hasta aquí con los nacionalistas de derechas; es decir, antes se hablaba más de dinero que de política plurinacional y con este líder, sobre todo por la participación de ERC, BNG, IU y CHA (Chunta Aragonesista) en las negociaciones de investidura, se invirtieron, a mi parecer, los términos.

 

Con el líder del PSOE, lograron el compromiso de éste, de aprobar un nuevo Estatuto que vendría a resolver durante un periodo de tiempo superior a 20 años, el encaje de Cataluña; que además sería un texto procedente de las Cortes catalanas, al que daría el visto bueno el Congreso, y que sería ratificado en referéndum por la ciudadanía en Catalunya en 2006. Y eso se llevó a cabo. Pero, ante la sorpresa de muchos, y en la segunda legislatura de Zapatero, resultó que intervino el Tribunal Constitucional y modificó sustancialmente el Estatuto aprobado en referéndum.

 

Al final del Gobierno de Zapatero irrumpió el 15 M, que terminó agrietando el bipartidismo político español a partir de 2014, fundamentalmente con Podemos. Pero, antes, en las elecciones de diciembre de 2011, el PP, logró mayoría absoluta y su líder, fue investido sin necesidad de pactos con partidos nacionalistas, regionalistas o independentistas.

 

El nuevo ciclo político arrancó definitivamente en lo institucional con las elecciones del 20 D de 2015, el bipartidismo saltaba por los aires, PP y PSOE se fueron a mínimos electorales, y se requería el concurso de otras fuerzas, para asegurar no sólo una investidura, sino la gobernabilidad del país; de tal forma que el presidente popular, del gobierno de entonces, pasó por 315 días en funciones, con una repetición electoral el 26 J de 2016, investiduras fallidas y un golpe de mano en el PSOE para lograr ser investido en octubre de 2016, gracias a los votos de Ciudadanos, Coalición Canaria y la abstención de 68 de los 85 diputados del PSOE; todo esto tuvo que pasar para que el líder del PP, lograra ser presidente, el 31 de octubre de 2016. Un año después, estalló el 1-O en Cataluña. Todo hace indicar, que este estallido, tuvo mucho que ver, con el hecho de que cinco años antes, el presidente del país y del PP, se había negado a negociar el pacto fiscal que le había ofrecido, el entonces presidente de la Generalitat de Cataluña.

 

Pero el Gobierno de este presidente, fue mucho más corto de lo previsto, y pocos días después de salvar los presupuestos de 2018 con el voto del PNV, perdió la primera moción de censura de la historia ante un candidato que había resurgido de sus cenizas, Pedro Sánchez.

 

Para esa moción de censura, Sánchez amparado en las sentencias de corrupción que afectaba al partido en el poder, consiguió más de la mayoría que necesitaba (180) votos, para que prosperara la moción de censura contra Rajoy.

 

Aquel Gobierno de Sánchez, en solitario con 84 diputados, cayó pronto, ante la negativa sobre todo de los partidos catalanes, a apoyar los presupuestos de 2019; los primeros acordados entre PSOE y UP. Las elecciones de abril se repitieron en noviembre por las dificultades del PSOE, para sellar un Gobierno de coalición con Pablo Iglesias, que finalmente ocurrió a finales de 2019, lo que dio lugar al primer gobierno de coalición en enero de 2020.

 

Aquel pacto contó con el apoyo de 120 diputados del PSOE; 35 de UP; seis del PNV; dos de MP, uno de Compromís; uno de Nueva Canaria; uno de BNG y uno de Teruel Existe; a lo que habría que sumar las abstenciones de los 13 de ERC y los 5 de EH Bildu.

 

Como puede observarse, una vez más, el concurso de partidos nacionalistas, regionalistas o independentistas resultaban esenciales para la gobernabilidad de España. Y fruto de aquella legislatura iniciada en enero de 2020 con fuerzas plurinacionales fue el camino para buscar la distensión con Cataluña, después del 1-O , y el 155 que votaron PP y PSOE, la sentencia del procés, que llevó a la cárcel a líderes independentistas y la salida de España de otros líderes, como el ex presidente Carles Puigdemont.

 

Pero Puigdemont, aparte de la amnistía, quiere llegar a un nuevo acuerdo constitucional en el que el Estado reconozca a Cataluña como nación y, por tanto, con derecho a la autodeterminarse (aunque no necesariamente a la independencia).

 

Las negociaciones de ahora entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, los acuerdos de legislatura con Sumar, y los otros partidos nacionalistas, pueden hacer, que se mire más a la financiación o al reconocimiento territorial, a la derecha o a la izquierda; pero, lo que está claro, es que, han sido una constante de la política española, con la mayoría de los presidentes de los gobiernos, que precedieron al actual.

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