
En la tarde del jueves, 19 de octubre, y en el Salón de Actos, sin aire acondicionado, del Centro Municipal de Cultura, se celebró una sesión de Cuentos de Miedo que los Labrantes de la Palabra, especialistas en contar y decir, dirigidos magníficamente por Antonio López, supieron llevar con extraordinaria maestría y saber estar.
Es una inmensa pena que el lugar no cuente con aire acondicionado (parece ser que está roto desde hace rato) pues los usuarios y, sobre todo, los trabajadores de la Biblioteca Municipal, siempre tan premiada y organizadora constante de diferentes y continuos eventos culturales, como es su naturaleza, merecen un poco más de respeto por parte de las autoridades municipales.
En cualquier caso, el Miedo se hizo presente en el acalorado lugar porque los relatos de los intervinientes rayaron a gran altura. Y eso es de agradecer.
El acto, dedicado al valor eterno de la Palabra y su contribución a la narración oral escénica, estuvo plagado de excelentes interpretaciones. Es verdad que unos más que otros cuentan con el don de contar; sin embargo, la intención, y la naturalidad más sencilla, es lo realmente importante y significativo: Labrantes de la Palabra sabe arribar a buen puerto después de una singladura que nos ha llevado por diferentes lugares.
Por eso la tarde estuvo tan llena de buenas sensaciones, cuando no emociones, que, contadas magníficamente, resultaron mucho más que interesantes.
Felicitamos a todo el grupo y especialmente a su director, Antonio López, que señaló, entre otros aspectos, “el valor importantísimo de la palabra que en algunos pueblos de Gran Canaria tuvo una importancia singular”.
































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