
Desde hace un tiempo, las llamadas nuevas profesiones están dando mucho de que hablar. Estas son todas las que están relacionadas con redes sociales o Internet. Los denominados influencers pisan cada vez con más fuerza haciendo que, la generación a la que prometieron un buen trabajo a cambio de mucho estudiar, nos sintamos algo estafados.
Seguro que más de uno de ustedes, sobre todo si rondan los cuarenta, oyeron alguna vez la frase: “estudia mucho para que el día de mañana tengas un buen trabajo”. Pues bien, el día de mañana ha llegado, ¿tienen un buen trabajo? Algunos contestarán que sí, otros que no, otros que han tenido que reinventarse, habrán tantas respuestas como personas pero de lo que sí estoy segura es que el 90% de nosotros, nos sentimos estafados.
La llamada generación millennial (que en contra de lo que muchos piensan somos los nacidos desde los primeros años de la década de los 80 hasta finales de los 90, también conocidos como generación Y) somos aquellos cuyos padres, inculcaron el estudio como medio para llegar a un fin: el trabajo de nuestros sueños.
No sé ustedes, pero yo, estudié y estudié como una loca y ¿qué tengo ahora? Dos titulaciones universitarias, muchos conocimientos, y mucho tiempo de paro a mis espaldas. Sí, como lo leen es por eso que mucha gente de mi generación, esos que estamos frustrados, vemos ahora como otras personas ( hay de diversas edades) ganan dinero fácilmente por hacer “el tonto en las redes sociales”.
He de reconocer que durante algún tiempo yo misma lo creía. Hasta que un día, seguidora de muchas redes sociales, empecé a verlos con otros ojos y aprender a valorar el trabajo que hay detrás de los llamados creadores de contenido.
Sí, por supuesto que existe el caso de los que triunfan por su físico, por sus relaciones personales o por pura suerte, pero también existen casos de creadores que se curran muchísimo el contenido de sus redes. Que hacen humor inteligente, que nos cuentan sus rutinas con desparpajo, que hacen maquillajes de ensueño, y detrás de todo esto existen guiones que escribir, vídeos que editar y mucho contenido que grabar.
Y así fue como un día, citando a Carrie Bradsaw en la nueva “Sexo en Nueva York”, sin más me vi defendiendo a quien tantas veces había criticado.
Fue un sábado por la tarde en un centro comercial. Había muchísima gente haciéndose fotos y vídeos con una joven tik toker y una de mis amigas dijo: “¿Qué habrá hecho esa niña para que toda esa gente la siga, bailes tontos en Tik Tok?” Casualmente yo sigo a esa chica en redes sociales y sin darme cuenta me vi defendiéndola ante mi amiga. Para no hacer muy larga la historia, este caso en concreto es el de una chica muy joven que muestra sus rutinas y cada día la vemos, ir a la universidad, limpiar su casa, cuidar de sus hermanos pequeños y de sus mascotas con alegría, visitar a sus abuelos, ir al gimnasio y un largo etcétera de cosas que la convierten, o al menos yo la veo así, en todo un ejemplo para la gente de su generación que cree que todo el monte es orégano. Sí, también hace bailes, pero no hay que quedarse solo con eso.
Esta historia me lleva de la mano a el tema de todo el odio (hate en el lenguaje de las redes sociales) que reciben estas personas. No entiendo como existe gente que se mete en perfiles solo para criticar, para insultar, para crear mal rollo. Oye, si no te gusta no le sigas y ya está, aquí paz y después gloria. Lo que no podemos hacer es que, amparados en la libertad de expresión y en la manida frase “es su culpa porque se expone” dedicarnos a criticar a las personas que han encontrado una nueva forma de buscarse la vida.
Así es amigos, aunque pertenezca a la generación engañada, aplaudo las nuevas profesiones, apoyo a los creadores de contenido que hacen, con sus vídeos, que nos distraigamos de esas frustraciones de la vida diaria. ¿Crees que tú puedes hacerlo mejor? ¡Hazlo!
Zeneida Miranda Suárez
Página de Facebook: https://www.facebook.com/todoloqueZe/































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