El nuevo recorrido de la procesión de Las Marías en Teror

Peticiones de vecinos, anhelos por ver pasar delante de sus casas a Nuestra Señora del Pino estuvieron siempre presentes, tal como ha escrito el catedrático Vicente Suárez Grimón al respecto.

José Luis Yánez Rodríguez Miércoles, 13 de Septiembre de 2023 Tiempo de lectura:

Procesión del Día del Pino

 

Las procesiones del Día del Pino que durante siglos habían dependido del trazado de sus calles, ubicación de los templos y decisiones de las personas que se encargaban de ello, habían llegado casi sin cambio desde el siglo XVIII al siglo XXI. Peticiones de vecinos, anhelos por ver pasar delante de sus casas a Nuestra Señora del Pino estuvieron siempre presentes, tal como ha escrito el catedrático Vicente Suárez Grimón al respecto.

 

Pero en 2015, un informe de los técnicos encargados de ello en las celebraciones festivas sobre la inseguridad de determinados tramos de la misma, hizo que el párroco de entonces Antonio Perera, decidiera modificar la misma. Dando trabajo a los historiadores, tal como él mismo comentó.

 

El cambio del tradicional recorrido que desde el siglo XVIII permitía que distinciones, milicias, músicas, pueblo, fervor, rostros, súplicas, caminantes, rindieran honor y fervor a Nuestra Señora del Pino, hizo que tradiciones, usos y costumbres -personas que durante años ocupaban su sitio en La Alameda desde madrugada cambiaran, mudaran y con ello dieran un paso en este recorrido de siglos que es la historia de la devoción a la Santa Imagen de la Villa de Teror.

 

Este peculiar “camino de la Virgen” que es su procesión del 8 de septiembre -parejo al camino que miles de personas hacen para verla a Ella- ha ido por la lógica transformación urbanística, de sentimientos y hasta de ideas y pareceres, modificándose a lo largo de los siglos.

 

No se rompía con la decisión adoptada en el 2015 con nada que no hubiese cambiado ya varias veces en el medio milenios que la Virgen del Pino “camina” por las calles y plazas terorenses.

 

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Cuestiones de seguridad, excesiva concentración de público en algunas zonas con la casi absoluta imposibilidad de evacuación si fuese pertinente, además de la búsqueda de un mayor lucimiento y un discurrir por calles con más población motivaron como digo aquella decisión.

 

Cuando el primer y segundo templo que cobijaron a la Imagen se situaron en lo que hoy es la propia Plaza del Pino al soco del Pino de la Aparición y tirando para la parte del Barrio de Abajo, marcaron con ello los primeros discurrires de las procesiones del XVI y XVII.

 

En documento del obispo Cristóbal de la Cámara y Murga de 1631 éste dispuso que para mejor adecuarse a la disposición de la por entonces recién construida segunda ermita mudéjar de tres naves “la procesión de Nuestra Señora de la Natividad se hacía por muchos caminos con grande incomodidad y no a propósito, mandamos se haga saliendo de la iglesia la plaza adelante y la puerta de Sebastián Halcón ahajo a dar por la puerta de Juan López y volviendo hacia arriba a dar a la puerta de la casa de Juan de Ojeda, pasando por la puerta de la Sacristía a entrar por la puerta principal, y que en estos días se tengan estos caminos por donde ha de pasar limpios y enramados, a que acudirá el cura a hacérselos ver, y que no se haga la dicha procesión por otras partes sino por las aquí referidas, so pena de excomunión y de cinco ducados para la fábrica de la iglesia, ni el cura consienta otra cosa so las mismas y otras penas mayores”.

 

El recorrido, actualizado a las calles de hoy en día sería por el lateral del Auditorio, calle de Correos, plaza Teresa de Bolívar a volver a la Plaza. Claro está, en andas a hombros de fieles, sobre taliscos sueltas y barro amazacotado, que caminos bien empedrados no había tantos por aquellos años.

 

Esta segunda iglesia duró hasta 1760 y la siguiente que para fortuna nuestra ha llegado hasta nosotros, se inauguró en 1767 orientándose casi enfrentada a donde estaban ubicadas las anteriores y con una superficie y opulencia extraordinarias para un santuario de pueblo del siglo XVIII.

 

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El Pino lo meritaba y así se hizo.

 

En décadas siguientes a instancia de vecinos y para repartir el honor de ver pasar la procesión por delante de las propias puertas, ésta discurrió durante un tiempo por el Barrio de Arriba. En honor a la verdad, era este itinerario más de senda de calvario de Semana Santa que de lucimiento de solemnidad; por lo que el domingo nueve de mayo de 1790 a la salida de misa se reunieron en cabildo los miembros del ayuntamiento de entonces con los vecinos más destacados para opinar y decidir sobre un posible cambio del recorrido de la procesión del Pino.

 

Pensaban realizar una mesa -un paso no llevado en andas- con faldones de tisú que no podía obviamente discurrir por los empinados y un tanto destartalados trayectos anteriores.

 

Y se decidió por todos los presentes aquel domingo de la primavera de 1790, que a partir de entonces la procesión del Día de Nuestra Señora del Pino se hiciera alrededor de la Plaza y que en las ocasiones que se ofrecieran, como las procesiones generales u otras, se continuara seguir lo antiguo “saliendo la Señora en sus andas alrededor del Castaño como se ha practicado hasta ahora con la antigualla de tantos como hay en este lugar”. La decisión, queda claro, se tomó sólo para la Procesión del Pino. La evolución de las otras muchas procesiones terorenses tuvieron sus propias historias.

 

La Plaza de Teror y edificaciones circundantes -todas de la Iglesia y familias destacadas- se prepararon para aquel primer evento. El que el obispo dAntonio Martínez de la Plaza hubiese ordenado empedrarla al completo a fines del año 1786 ayudaba bastante a la facilidad del recorrido. Y por tanto aquella procesión fue lucida y de público y general agrado, de lo cual dejó constancia en acta, don Juan Bernardino Rodríguez el escribano fiel de fechos al día siguiente del Pino, en documento que custodia el Archivo Parroquial de la Villa Mariana, y que transcribo literalmente por su alto interés en este año de modificación de lo allí convenido:

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Certifico yo el fiel de fechos de este lugar de Teror, que a consecuencia del acuerdo y determinación antecedente en el día ocho del corriente mes de septiembre, que fue ayer, salió Nuestra Señora del Pino a su procesión después de acabada la misa solemne y reservada la Majestad, yendo la Santísima Imagen en mesa y faldones, según se propuso al ayuntamiento de este lugar en nueve de mayo, y saliendo la procesión por la puerta mayor de la iglesia siguiendo la Plaza arriba por la parte de abajo del pilar hasta dar la vuelta a éste y siguiendo por la acera de la Silla y casa de Nuestra Señora que ocupa el Cabildo (actual calle de la Iglesia Chica), hasta tocar con las casas de la Virgen de la acera del Palacio, y desde allí por el lado de la puerta de la sacristía a volver a la Plaza principal a entrar por la misma puerta de la sacristía a volver a la Plaza principal a entrar por la misma puerta mayor. Todo lo que se ejecutó con común consentimiento y complacencia del vecindario que admiraba la hermosura de la procesión tanto por ir en terreno llano y espacioso como por poder andar la mesa y faldones ricos de tisú que presentaban la santísima imagen con el mayor aparato y grandeza. Y de pedimento de don Luis Falcón, alcalde real de este lugar, doy la presente en Teror septiembre nueve de mil setecientos y noventa, de que doy fee”

 

También firmaron el documento los diputados Agustín Guerra y Domingo Rivero y el síndico personero Bartolomé Pérez.

 

Y aunque en años siguientes hubo alguna que otra modificación, como la creación de La Alameda, las construcciones traseras de la iglesia, o la suspendida procesión de 1851 -el Año del Cólera en el que “sólo hubo el 8 de septiembre una misa cantada puesta de manifiesto en su nicho la Santa Imagen de Nuestra Señora, por atención a los devotos fieles de otros pueblos”, así se mantuvo casi intocado hasta el 2015.

 

Con una única, peculiar y extraña excepción. El 8 de septiembre de 1993, por decisión del párroco de entonces Vicente Rivero autorizada por el obispo Ramón Echarren; la Virgen del Pino no viró traspasada la Puerta Mayor hacia la izquierda en dirección a Palacio; sino que enfiló en línea recta a la calle Real de la Plaza -por entonces, aún General Franco- ante el desconcierto de casi todos los que estábamos tras el Trono y de la policía y guardia civil que tenían la calle cerrada. Las razones y demás aconteceres que tuvieron aquellas fiestas del Pino de 1993 son objeto de otro escrito.

 

[Img #10742]En el año 2015, una vez hecho el anuncio del cambio,y con el apoyo municipal, los vecinos se aprestaron a dar una vistosidad mayor, si ello era posible, al Día del Pino, y desde lluvia de pétalos a colgaduras en balcones, pasando por todo tipo de adornos con que puedan ensalzar a la Virgen hicieron quedar en la senda de la historia de la Villa el acuerdo con que nuestros abuelos del XVIII quisieron honrar en 1790 a Nuestra Señora en su paso por Teror.

 

Quede ahí la vistosa y paricipativa petalada de la Calle Real como ejemplo de ello

 

Yo, actuando como cronista de aquel singular cambio escribí la certificación siguiente a uso y costumbre de los papeles del XVIII.

 

Certifico yo el cronista oficial de esta villa de Teror, que a consecuencia del acuerdo y determinación de la decisión adoptada este año, salió Nuestra Señora del Pino a su procesión después de acabada la misa solemne, yendo la Santísima Imagen en mesa y faldones,y saliendo la procesión por la puerta mayor de la iglesia siguiendo la Plaza arriba por la calle de la Iglesia Chica, hasta tocar con las casas consistoriales en la Calle de la Cal y desde allí virando a la Calle Nueva en el momento exacto de marcar los relojes las 13 horas y 30 minutos del día de hoy, iniciando con ello por primera vez este nuevo recorrido. Todo lo que se ejecutó con común consentimiento y complacencia del vecindario que admiraba la hermosura de la procesión tanto por ir con seguridad, amplitud y espacio donde ubicarse todos los que hoy aquí se encontraban; como por poder demostrar con colgaduras, lluvia de pétalos, banderas y masiva afluencia, el general agrado que la nueva decisión ha producido en el pueblo terorense. Y en cumplimiento de mis competencias, doy la presente en Teror septiembre ocho de dos mil quince, de que doy fe. José Luis Yánez Rodríguez, Cronista Oficial de la Villa Mariana de Teror”

 

[Img #10749]PROCESIÓN DEL DÍA DE LAS MARÍAS

 

Al celebrarse el 8 de septiembre la onomástica del nacimiento de la Virgen, la Natividad, a los ocho días de dicha fecha se conmemoraba el que se hubiese impuesto el nombre de María con la celebración de las fiestas del Dulce Nombre de María. La Fiesta de las Marías como era popularmente conocida.

 

España fue la primera en solicitar y obtener de la Santa Sede autorización para celebrarla cuando en 1513 el papa León X Concede a la catedral de Cuenca dedicar una capilla con ese título.

 

Después de algunos cambios en su ubicación, San Pío X la volvió a poner el 12 de septiembre ya que ese mismo día en 1683 el papa Inocencio XI así lo había declarado para perpetuar la victoria que los austriacos y polacos, mandados por Juan Sobieski, consiguieron contra los turcos en Viena. Por ello, en agradecimiento a la Madre de Dios Inocencio mandó que se celebrase en toda la Iglesia la fiesta litúrgica del Santo Nombre de María coincidiendo con la misma. “La hora histórica de la batalla definitiva de Viena sonó al alborear el límpido sol del día 12 de septiembre” tal como pronunció Pío XII en el radiomensaje con motivo de la beatificación de Inocencio XI.

 

En Teror, se celebraban en estas fiestas, como las Fiestas Patronales de la Villa; y como el Vaticano autoriza celebrarla en la infraoctava -el primer domingo en los primeros seis días de la octava- puede suceder el que se lleven a cabo seguidas como ha ocurrido el presente año.

 

Asimismo, en varias ocasiones en los dos últimos siglos, ha servido para reubicar las fechas de la novena para que coincidieran con determinadas fechas por decisión episcopal. Así, en septiembre de 1871, el obispo José María Urquinaona y Bidot determinó que la novena comenzase el sábado 9 de septiembre -víspera del Dulce Nombre de María- para que concluyese el domingo 17 y en él se diera la Sagrada Comunión con mayor comodidad de los fieles; celebrándose asimismo una fiesta de acción de gracias por el beneficio de la lluvia obtenida por la mediación de la Virgen del Pino, invocada a su iniciativa por el pueblo asistente en novena de rogativas. O en 1914, año de la concesión del Patronazgo sobre la Diócesis de Canarias, en el que la novena comenzó el cinco para que culminase el domingo 13, en el que Las Marías tuvo una solemne función y panegírico, a la que asistió el obispo Marquina, para así dar más relevancia a la Fiesta de las Marías de aquel año y culminar con ello las celebraciones del Patronazgo.

 

[Img #10744]Esta fiesta comenzó por ello como la verdadera fiesta del Pino para los vecinos de Teror, que el 8 de septiembre no podían mostrar a su patrona las manifestaciones de su fervor con el aspecto destacado que se anhelaba. Ello sí se podía hacer a la semana siguiente, el día de las Marías.

 

Durante siglos así ha sido; sobre todo en el siglo XIX donde encontramos programas de actos para el mes de septiembre en Teror, donde se destacan “la función en la iglesia parroquial del pueblo de Teror por el Nombre de María” el 14 de septiembre de 1861, o cinco años más tarde cuando el programa refiere que el 9 de septiembre de 1866 tuvo lugar “la función que lodos los años se dedica al Dulce Nombre de María, hallándose el panegírico a cargo de don Diego Álvarez, beneficiado de esta Catedral”

 

Tal como lo describiera hace ya medio siglo el terorense Sebastián Sarmiento con el paso de los años “esta fiesta fue adquiriendo cada día más prestigio y calidad. Era una fiesta íntima, muy de Teror. Apenas si llegaban extraños. Era la fiesta de todos los del pueblo. Era el día en que las mozas se engalanaban y se arreglaban y salían al paseo. Era el día del clásico paseo y música en que todos procuraban estrenar algo nuevo en el atuendo. Este paseo se llevaba a cabo en las calles centrales de la Villa, pero de un modo especial en la Alameda. También es la fiesta de los rezagados. De los que por cualquier razón no pudieron asistir. Entonces multitud de peregrinos lo dejaban para venir a Teror en el Día de las Marías. Eran los vulgarmente llamados “amaguados”, de los retardados. Hasta tal punto que se solía decir: “Si no voy hoy lo dejo para las Marías”. De este modo comenzó a ser multitudinario y perder la intimidad y colorido local”

 

Juan del Rio Ayala en su pregón de 1951 también lo afirmaba que cuando culminaban los honores oficiales podía decirse que terminaba la gran romería de la isla “aunque no la fiesta de la Villa, que sigue latente en los terorenses deseosos de honrar a su madre de forma más íntima, con la que pudiéramos llamar solemnidad doméstica del Día de Las Marías”

 

Ese paso de los años y transformación de un día festivo, pero a la vez muy de pueblo, íntimo, entrañable y familiar; en una jornada cargada de eventos se produjo poco a poco a lo largo de la primera mitad del pasado siglo. Siempre fue un día rico en la parte religiosa con panegírico, funciones, coro, misas rezadas, misas a toda orquesta, asistencia episcopal y sermones a cargos de los más eruditos oradores de la isla, como el canónigo terorense Miguel Suárez Miranda, Santiago Cazorla León o el vicario de Escaleritas, José Rodríguez y Rodríguez.

 

La parte festiva y callejera también estuvo bien nutrida de representaciones teatrales, bailes en La Alameda o los famosos que la colonia veraniega organizaba en el Pabellón Cinema con actuaciones musicales de grupos como la Orquesta Radio-Estudio y servicio de bar correspondiente.

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LA CUSTODIA DE PURA BASCARÁN Y EL DÍA DE LAS MARÍAS

 

María de la Purificación Bascarán y Reyna nació en Madrid, hija de José de Bascaran y Federic, General de División y Ayudante de Campo de Su Majestad el Rey Alfonso XIII, y de Enriqueta Reyna. El 21 de junio de 1915, en la iglesia de la Concepción de Madrid, contrajo matrimonio con el canario Sixto del Castillo y Manrique de Lara, uno de los hijos de Adán del Castillo y Dolores Manrique de Lara, dueños del Cortijo de Osorio. El matrimonio se instaló en la ciudad de Las Palmas. A partir de entonces, Pura Bascarán, como era conocida, se implicó plenamente en la vida social del archipiélago; donde ocupó durante décadas la Presidencia de Honor de la Cruz Roja Española y realizó innumerables obras de beneficencia, ligadas todas ellas a la Iglesia de las islas.

 

Tuvo siempre una peculiar e íntima relación con la Virgen del Pino y Teror, donde habitaba en su residencia de la Calle de la Herrería, y tuvo como director espiritual a Monseñor Socorro Lantigua.

 

Su esposo falleció el 8 de agosto de 1941 y al año siguiente ella reunió todas las joyas de la pareja (incluidas las que les regalaron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, sus padrinos de boda) y mandó a hacer con ellas, la hermosa custodia de estilo renacentista fabricada en los talleres del sacerdote señor Granda en Madrid el año 1942 En junio llegó a Teror y fue utilizada por primera vez el 21 de septiembre del 1942, Día de Las Marías. Esta custodia fue uno de los objetos de mayor valor material robados en 1975 a la Patrona de la Diócesis.

 

Pura Bascarán falleció en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de noviembre de 1969. Dejó como heredero de todos sus cuantiosos bienes al Obispado de Canarias.

 

NUESTRA SEÑORA DEL PINO, PATRONA DE LOS ABOGADOS DE LAS PALMAS

José Miguel Alzola en su “Historia del Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas de Gran Canaria”, editado en 1966, afirma que el deseo de los abogados de Las Palmas de constituirse en Colegio debió ser la anhelada meta por la que trabajaron y lucharon durante largos años, hasta alcanzarla en 1766. La Real Cédula dada en Madrid por Carlos III, el 14 de abril de 1766, sería el origen de dicho Colegio y éste designaría como su Patrona a la Virgen del Pino por lo que durante mucho tiempo en Las Palmas y luego en Teror, la presencia de su Corporación, su presidente, decano y últimos miembros colegiados vinieron a transformarse por vía en la que ahora ahondaremos en uno más de los elementos que han ido definiendo las Fiestas del Pino desde el siglo XX; y en este caso, del propio Día de las Marías.

 

Tal como afirmara hace años el sacerdote Florencio Rodríguez los ilustres abogados con sus togas, geométricos bonetillos y más atuendos, tomando asiento en el centro de la Basílica y presididos por su decano dan realce con su presencia la celebración, dando la impresión de una rara y solemne clerecía.

 

Con anterioridad a esta fecha y ya desde 1763 se recoge que “hauiéndose nombrado a el Decano de la citada Real Audiencia y juntándose mis partes en su casa el día nuebe de diciembre de mil setecientos sesenta y tres, a presencia de un Escrivano de Cámara de ella, se leyeron los mencionados Estatutos y constituciones que rubricó en todas sus fojas el propio Escribano de Cámara, según se acredita de ellas mismas y del testimonio que igualmente presento”

 

Y en este documento, los incipientes colegiados declararon que atendiendo a su salud espiritual como primer objeto y medio seguro para felicitarse también en lo temporal, se establecía ante todas las cosas por los presentes y los que hubieren de incorporarse en el Colegio, la cordial devoción hacia María Santísima Nuestra Señora con el Título del Pino, a quien elegían por Patrona y Abogada y que habían de tributarle los posibles cultos, que en aquel momento y en un futuro inmediato le harían su Festividad en el Monasterio de San Bernardo de Las Palmas el día ocho de septiembre.

 

La devoción, el patronazgo y sus manifestaciones religiosas se hicieron por parte del Colegio de Abogados con los lógicos cambios que temas como la desamortización la otra, en la iglesia del convento dominico de San Pedro Mártir.

 

En la actualidad, el Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas recoge en su artículo 6º de los Estatutos para el Régimen y Gobierno del mismo; que trata el apartado de “Historia y tradiciones”, que el mismo “se considera heredero de la trayectoria centenaria de la Corporación desde su creación hasta el presente, asumiendo el respeto por las costumbres y tradiciones acuñadas durante tan dilatado período de existencia, tales como el Patronazgo de la Santísima Virgen del Pino y la participación institucional en su festividad o en cualquier otra preexistente”

 

Esa participación institucional celebrada durante casi dos siglos en la ciudad de Las Palmas, se trasladó a la Villa en 1954.

 

El 12 de septiembre de aquel año y en la luminosa mañana de Las Marías asistió por primera vez a esta fiesta una representación corporativa de los letrados de la isla y toda la directiva que presidía su Decano Matías Vega Guerra; el Diputado primero Carlos Ramírez Suárez y el alcalde de Teror, José Hernández Jiménez.

 

El día cerró con un vespertino concierto de bandas y rondallas y la quema de los tradicionales fuegos de las Marías.

 

Y así quedó institucionalizada desde aquel año la asistencia de la representación de los Abogados en la mañana de las Marías y la fiesta comenzó a solemnizarse y a perder poco a poco aquella espontaneidad y casi rusticidad que tuvo durante más de un siglo y que la determinaba por completo.

 

La peculiar relación de José Hernández con Matías Vega (alcalde y presidente del Cabildo en un momento en que las Fiestas del Pino comenzaban a resurgir con fuerza), la relación de los dos con el mundo de la abogacía y en concreto con el Colegio, el interés mostrado por Carlos Ramírez, hicieron que se produjera esta innovación en el programa de actos del Día del Dulce Nombre.

 

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LA PRIMERA PROCESIÓN NOCTURNA DE LA VIRGEN DEL PINO

 

Para la introducción de la otra novedad que ya terminaría por concluir el aspecto con que la hemos conocido el último medio siglo. El 15 de septiembre de 1974, los nuevos rectores de parroquia, fiestas y decisiones tras el fallecimiento de Monseñor Socorro Lantigua el año anterior, introdujeron la novedad de completar la tarde de Las Marías con una procesión nocturna que después de los actos religiosos que se iniciaban a las siete y media, con misa y ejercicio del novenario para, sobre las ocho salir calle principal adelante hasta el Muro Nuevo para tal como se dijo hacer “homenaje del pueblo de Teror a su Patrona”.

 

Extrañamente no se anunció en el Programa del Pino de aquel año, pero la expectación que despertó desde que se supo fue extraordinaria.

 

La decisión de hacer la procesión -que fue hermosa, con un buen ambiente y una gran afluencia desde todos los rincones grancanarios por la novedad de poder ver a la Virgen en procesión de noche y por la calle principal- fue no obstante muy criticada por parte del pueblo ya que se unía al tema de la reciente tasación de las joyas de Nuestra Señora del Pino y la publicidad que el obispo Infantes Florido había hecho de la misma en instrucción pastoral “Las alhajas de la Virgen del Pino” que el 8 de septiembre revolucionó la Villa Mariana.

 

Había tenido aquel recorrido una prueba casi involuntaria unos meses antes. El 31 de mayo de 1974 se celebraba en Teror la clausura de las II Jornadas Mariológicas con la presencia del arzobispo de Sevilla José María Bueno Monreal. A las nueve y media de la noche de aquel día y tras la celebración de una pontifical; la imagen de la Virgen del Pino que se había bajado previamente para presidir el acto salió en procesión extraordinaria con un recorrido novedoso y nocturno: por la calle principal hasta el Muro Nuevo para luego retornar a la Basílica y proceder, tras el canto del Salve Regina y el Himno; al fin de las Jornadas.

 

El inusual recorrido fue debido a las obras de consolidación y pavimentación del entorno de la Basílica que desde el año anterior estaban realizándose, promovidas por el Ministerio de la Vivienda a través de la Dirección General de Bellas Artes, y que impedían cualquier otro trayecto

 

La experiencia agradó y unos meses más tarde, sin anuncio en el programa de actos, se repitió en el Día de las Marías del mismo año.

 

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Aquella primera procesión de las Marías fue acompañada por la banda municipal de música de las Palmas y presidida por el obispo Infantes Florido y el alcalde Manuel Ortega; transcurriendo en medio de una enorme multitud que se explayó en ovaciones a la Virgen durante todo el trayecto de ida y vuelta de la Basílica al Muro Nuevo. Terminó con una ligera llovizna en el justo momento en que retornaba al templo; mientras los fuegos artificiales iluminaban la noche desde la Aldea Blanca.

 

Tras aquel convulso inicio, muy mediatizado por las consecuencias de las palabras del obispo sobre las joyas de la Virgen pronunciadas en la misa del 8 de septiembre, se decidió continuarla al año siguiente cuando Teror vivía sus primeras fiestas del Pino sin esas mismas joyas que habían acompañado su devenir histórico y devocional durante siglos. La segunda procesión de las Marías en 1975 transcurrió tras una misa de pontifical con el obispo y concelebrada por dieciocho sacerdotes de toda la isla de Gran Canaria; una novena predicada por su eminencia el cardenal Primado de España, Vicente Enrique y Tarancón y con la asistencia hasta del alcalde Las Palmas de Gran Canaria, Fernando Ortiz Wiot.

 

Nadie discutió entonces que la procesión de las Marías ya se quedaba para siempre, terminando por configurar así las celebraciones de ese día tal como han llegado al día de hoy.

 

Pero como la historia es cambio; el presente año la parroquia -tras consultas y comunicación a vecinos y vecinas convocadas para su información- ha decidido recuperar en esta noche de las Marías el tradicional recorrido aprobado en 1790.

 

En parte, ya que las medidas de seguridad desaconsejaban pasarla entre La Alameda y el Palacio Episcopal, por lo que la misma continuó hasta el final de la calle Cueto y siguió por la del obispo Urquinaona, una nueva vía que viene a unirse a estos singulares senderos de la Virgen que son sus procesiones. Continuando por la Casa Huerta, y por la obispo Marquina restauró la tradición.

 

Caminos, procesiones y fervores. Historias del Pino.

 

José Luis Yánez Rodríguez

Cronista Oficial de Teror

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