
“Muchas gracias a todos, todo salió satisfactoriamente” - decía una vez más Miguelito Moreno Moreno, pastor transhumante de las medianías de Gran Canaria, el pasado sábado tras la mudáa de sus ovejas desde Palomino hasta Timagada.
Miguel Moreno, nacido en Caideros de Gáldar, es el penúltimo de siete hermanos y una hermana, de los cuales tres se han dedicado también al ganado o pastoreo en otras zonas de Gran Canaria. Miguel, para quien no conozca su historia y su humor, cuenta que se formó para tres profesiones: primero como pastor, algo que le venía desde sus tatarabuelas y tatarabuelos y desde muy pequeñito cuidaba de las ovejas de su padre; también lo quisieron formar en “sastrería” – “Iba pa sastre pero salió un desastre” apunta Miguel entre sonrisas; y ya adulto tuvo que migrar para la restauración y la gastronomía, “barranco abajo”, giros de aquellos tiempos que nos siguen recordando al hoy. Como cocinero estuvo 31 años y desde que tuvo la oportunidad, mientras trabajaba en el restaurante, empezó a poner a ovejas de nuevo.
Hace ya más de 20 años que Miguel decidió regresar y dedicarse exclusivamente a lo que siempre le ha movido, a lo que enhebró en él desde muy pequeño: “las ovejas y la naturaleza”. Desde entonces cuida día a día la herencia de sus ancestras, apostando por un legado propio que aporta memoria, identidad, economía y salud comunitaria. Además, él suele recordar siempre que puede que las ovejas “te limpian los terrenos, son desbrozadoras naturales con las que no hay que gastar gasolina, se producen menos incendios, producen leche y queso riquísimo”. Miguel acumula saberes y kilómetros, lleva alrededor de 15 años mudando el ganado de un lado al otro de la isla.
Nos lo podemos encontrar a la sombra de un olivo viejo en San José del Álamo o de unos eucaliptos en Palomino; al fresquito en una cueva de Timagada o en su camioneta junto a su lobo herreño, Garoé, observando a las ovejas desde el barranco de Farragú o desde Barranco Hondo. Estar y ser ahí, en todos esos espacios, con sus animales y su balde con leche recién ordeñada, es lo que le hace bien “se me olvida el mundo, verlas comiendo, que estén bien, porque esos animales son muy nobles, de los más que hay en la tierra” y también alguna que otra visitilla reclama.
Su mujer, Angélica Suárez Suárez y su hija, Minerva Moreno Suarez, son parte clave para entender la posibilidad de que Miguel pueda estar en todos esos lugares, atendiendo a su ganado. Estas mujeres, junto a él, se han enfrentado a diferentes dificultades administrativas, económicas, de salud personal y de cuidados, y con su fortaleza, capacidad de estrategia y ahínco, han ido aprovechando las piedras del camino para ir transformándolo.
Y además de su familia, Miguelito tiene amigos y amigas, un grupito de personas, que va variando con los años, pero que han estado presentes desde hace unos 7 u 8 años en sustranshumancias. Este grupito de personas muy diversas, entre las que destacaría a Ismael y a Hella por su apoyo en el día a día, han sido clave para el cambio o la muda de ganado de este pastor, debido a que en los últimos años se ha encontrado más limitado físicamente, acompañando la mudáa desde su coche.
Estos caminos, para las que acompañamos, son convivencia, intercambio de saberes, un constante encuentro entre el pasado y el presente, un cuestionamiento hacia el futuro próximo que nos interpela, un espacio para la improvisación, para la comunicación y la coordinación humana, un lienzo de aprendizaje.
Esta última mudáa, donde las nubes nos cubrieron un buen trecho del camino para luego dejar paso a sol del mediodía, se desarrolló tranquilamente, las ovejas conocidas ya del trayecto, y aprovechando los descansaderos, llegaron “satisfactoriamente” a su hogar en la cumbre.
Una vez más lo colectivo, lo comunitario, y con un perfil de gente joven, mujeres, hombres, niños/as, vuelve a ser fundamental para salvaguardar las raíces, prevenir incendios, y apoyar/sostener la vida por la que apuestan y trabajan todos los días pastoras y pastores como Miguel Moreno y su familia.
En nombre de todas las personas de estas últimas “mudáas” de ovejas, agradecidas a Miguel, a Angélica y a Minerva, por confiar en nosotras, por permitirnos ser parte momentáneamente de su mundo y por cuidarnos siempre al final de cada “mudáa” con tremendo festín de comida casera, dedicándole tiempo y cariño.
Más fotografías en este enlace
Texto: Nerea S.M. – Amiga de Miguelito Moreno
Fotos: Pepillo, Carla, Dani, Hella, Eli, Rubén, Nere y Violeta
































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