Un sábado de encuentro en Agaete

De repente, se vieron metidos en un chat con una sola palabra como pista. “Encuentro”. Mary Carmen no tardó en explicar que Jesús abría con suma generosidad las puertas de su casa, para acoger a la pandilla de la adolescencia y buena parte de la juventud, los amigos y amigas que de una u otra forma, siguen formando parte de la vida.

Se vivieron los días previos a través del chat, con una organización perfecta, ya que todos los que confirmaron la asistencia mostraron la buena voluntad de colaborar.

Se optó por encargar unas paellas, y Menchi enseguida se ofreció a preparar unas tortillas que estaban deliciosas, mientras que Esperanza se hizo cargo de llevar unas papas arrugadas con su mojo que estaban sabrosos, y Mary Carmen y Feluco se hicieron cargo de los postres, para endulzar la tarde.

Y llego el sábado 19 de agosto, día fijado para el encuentro que no reencuentro, porque fue volver a encontrarse con los que se compartieron momentos inolvidables.

Se recordó los veranos plagados de actividades como los madrugones para ir a jugar al tenis y a correr hasta Las Nieves. Se volvió a reír con la anécdota de la excursión a la vagoneta que valió un enorme pleito por parte de los padres del que se enteró todo el pueblo.

Menchi, Olga, Esperanza y Mafefa, con la atención de Feluco y Antonio, recordaron mil momentos, mientras que Paqui y Rosa, organizaban el reparto del café, las tartas y el queque.

Kiko se hizo cargo de controlar el vino y Jose ponía la guinda en la conversación, mientras que a Belén no se le borraba la sonrisa de los labios por el disfrute que se estaba viviendo.

Calixto que estaba enredado con sus obligaciones musicales pasó a saludar, y lo mismo hizo Isidro, feliz de pasar un ratito con los amigos a los que hacía años que no se veía.

Juan y Antonia llamaron pidiendo permiso para pasar a saludar, y el permiso fue concedido, por lo que al final gozaron del jolgorio que se montó.

 No faltó el querido guitarreo con Rita, Ro, Jesús y Rafa con las guitarras y bongó,  y se cantó el viejo repertorio de canciones del Dúo Dinámico, Mocedades, José Luis Perales, y los boleros de toda la vida heredados de los mayores.

El encuentro supo a gloria por lo que la petición fue generalizada: no dejar pasar mucho tiempo para volver a encontrarse y celebrar la amistad.