Hay que documentarse bien, para votar mejor

Juan Reyes González

[Img #5587]Estamos acabando la campaña electoral y son muchos los ciudadanos que manifiestan su desencanto y malestar con la política, su hartazgo, sobre todo, por la actitud de buena parte de los políticos, que, a mi parecer, no han querido asumir del todo, la responsabilidad política que los ciudadanos les ha otorgado. Es cierto que resulta absolutamente imprescindible ser exigentes con nuestros representantes; pero creo, que no es menos cierto, que, para que los políticos, hagan prevalecer los intereses del pueblo, al de los partidos, es, a mi juicio, absolutamente necesario, que hagamos autocrítica y examinemos, cómo es nuestra relación con la política; digo esto, porque algunos ciudadanos, tienen con la política una relación, que dista mucho de ser natural y adecuada; porque hay quienes se fijan única y exclusivamente en el distintivo de los partidos, y muy poco en los contenidos; y si muchos de nosotros votamos al distintivo del partido, por lógica, parte esencial de los políticos, harán prevalecer, como está pasando con algunas formaciones políticas, los intereses del partido, al que también representan, sobre los del pueblo.

 

Esto viene a cuento, porque, por ejemplo, para algunos ciudadanos, la firma, PSOE o la rúbrica, PP, parece ser suficiente, para otorgarle su confianza, no pareciendo importar mucho las propuestas, el programa o la trayectoria política que ha tenido el partido. Parece ser, que por el hecho de que un partido sea de izquierdas o derechas le es, más que suficiente; no necesitan más; y, estimados ciudadanos: visto así la política, la podríamos comparar con el fútbol; pero no tendríamos que verla así, porque, no tiene absolutamente, ningún parecido con el fútbol; porque el balompié, tiene mucho que ver, con los sentimientos, y con el corazón; sin embargo, la política es algo muy diferente, porque no entiende, ni tiene que entender de sentimientos; la política, únicamente, entiende de razones; y quien vota a un determinado partido, que se considera o dice ser de izquierdas o de derechas, simplemente porque el ciudadano, es de izquierdas o de derechas, no parece ser una razón muy inteligente, que digamos.

 

Por tanto, asumamos nuestra responsabilidad política y votemos con criterio. Yo creo, que no se trata de votar a un determinado partido, sino de votar a aquel que realmente se lo merece, por sus hechos y no por su distintivo. Entiendo, que sólo cuando aprendamos, a saber premiar al partido que merece ser premiado, y a castigar al partido que merece ser castigado, empezarán a cambiar las cosas para mejor. Entonces, todo es cuestión, de que escojas tu partido y valores su programa, sus propuestas, su trayectoria política; valora también, si el partido se ha preocupado por conocer los problemas de los ciudadanos, y si se ha molestado en resolverlos; si ha dicho la verdad, o ha mentido en los asuntos más importantes; si ha sabido asumir responsabilidades, y si ha sabido tomar decisiones en los momentos más críticos; si ha tomado acciones ejemplares ante casos de corrupción, etc. Si tu valoración es positiva, ya debes tener claro, a quien votar; esto debe ser así, porque, solamente cuando los ciudadanos, asumamos nuestra responsabilidad política, y votemos a conciencia, tendremos representantes, dignos de estar a nuestro servicio.

 

Tengamos en cuenta que una de las escasas formas de participación que tiene el pueblo en una democracia parlamentaria, es el derecho a voto; que, salvo excepciones, sólo se le brinda cada cuatro años; de ahí la importancia de aprovechar nuestro voto, y no perder la oportunidad de intentar, incidir en las políticas que puedan favorecer nuestro bienestar presente, y despejar incertidumbres futuras; por ello, los animo a que recordemos, antes de votar, todo aquello, que han hecho nuestros partidos políticos en los gobiernos más recientes, y en la oposición; y que tanto nos ha indignado y nos indigna como, por ejemplo, los innumerables casos de corrupción, el vergonzoso fraude fiscal, la falta de equidad en nuestro sistema fiscal, el trabajo precario, la merma de derechos, la pérdida de libertades democráticas, el riesgo de pobreza o exclusión social de millones de ciudadanos, mientras crece el número de ricos.

 

A la hora de votar, acordémonos también, de todo cuanto nos desasosiega y, cuando lo hayamos hecho, tal vez nuestras manos sepan elegir la papeleta que mejor represente la solución a nuestros anhelos y a nuestra situación adversa. Acordémonos, por último, de que una legislatura puede resultarnos eterna y que, una vez emitido el voto, de nada servirán los lamentos y arrepentimientos.

 

Piénselo bien, cuando el domingo acuda a su colegio electoral y elija papeleta. Piense en su salario, en la pensión de su madre, en su cuñado en paro, en el colegio de sus hijos, en su centro de salud, en su abuelo dependiente? Recuerde, a ser posible, lo que ha pasado con los gobiernos más recientes y la oposición, y vote pensando en lo que le gustaría que pasase en los próximos cuatro años.

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