Capítulo 8

Crónicas de un paciente de COVID. La vacuna (VIII)

¿Qué pasa con la vacuna? En estos días se habla de las experimentaciones de varios modelos de vacuna. La vacuna rusa, la británica, la norteamericana, la china, la cubana, la que se desarrolla en Italia…

Raúl Vega Miércoles, 19 de Julio de 2023 Tiempo de lectura:

Los casos siguen aumentando y ya no se descarta el confinamiento (parcial o total) de Las Palmas de Gran Canaria. Los casos han aumentado sobre manera en la capital grancanaria. La situación es alarmante y Lluis Serra, portavoz del Comité Científico del Gobierno de Canarias, no descarta el posible encierro. En este momento se contabilizan 1.440 casos solo en la ciudad más poblada del Archipiélago. El día antes, la Concejalía de Playas ya había aplicado medidas de control en playas y paseos. Se esperan medidas más contundentes.

 

El mundo nos cambió para siempre por un virus. El año pasado a estas alturas estábamos con otra tragedia, el incendio de la cumbre de Gran Canaria que se adentró en el Parque Natural de Tamadaba. Qué curioso, el último espacio al aire libre en el que estuve antes de que el maldito virus me cogiera por el cuello y me encerrara. La tragedia y la desazón existió ese agosto de 2019, pero este año el desasosiego y el miedo es si cabe mayor. Mascarillas, gel hidroalcohólico, distancia… quién nos lo iba a decir. Pero mientras que no haya una vacuna, al menos, son medidas que nos van a acompañar.

 

¿Qué pasa con la vacuna? En estos días se habla de las experimentaciones de varios modelos de vacuna. La vacuna rusa, la británica, la norteamericana, la china, la cubana, la que se desarrolla en Italia… Una carrera que se antoja más nacionalista y política que otra cosa. La Unión Europea se decantó por la que se trabaja en Oxford, la AstraZeneca. Pronto parece que también podrán autorizar la Pfizer y BioNTech. La carrera alocada que nos imaginábamos se está dando, pero hay dudas razonables sobre la distribución, la aplicación y su obligatoriedad o no.

 

En cualquier caso, sin ser médico y atendiendo a lo que escucho y leo a los expertos, una vez nos pongamos la vacuna no vamos a poder comenzar a abrazar a todo el mundo y a festejar conciertos multitudinarios. Será una cosa progresiva, que llevará unos meses en ver cómo lo tolera la población, aplicar primero a los más débiles y luego observar qué coronavirus nos queda en la época post vacuna. El verano de 2021, sin certezas y con cierta temeridad, están previstos eventos como los Juegos Olímpicos, la Eurocopa y conciertos de todo tipo que se han trasladado a una fecha que en primavera de este año podía parecer segura. Ojalá todo vuelva a la normalidad, pero soy bastante escéptico que eso no tarde al menos un par de buenos meses.

 

Hoy me han vuelto a llamar de instancias médicas. Esta vez como padre. Ya era hora que me dieran un rol de cierta responsabilidad en todo este embrollo, hasta ahora me sentía como un ente controlable y sin capacidad de decisión que simplemente debía acatar y aceptar su suerte. “¿Le van a hacer la PCR a una menor?”. “A mí tampoco me convence, pero le dieron hora a ella y a la madre”. Consultas por detrás. “¿Quién citó a la niña?”. “El equipo de rastreo, así se me presentó la señora con la que hablé ayer. Luego llamó a mi novia y la citó a ella y a la niña”. “No, no la traiga, no es necesario”. “Además que no tiene síntomas y que no me convence meterla en un lugar donde se puede contagiar de verdad”. Silencio.

 

Cambio de criterio. Va la madre sola. A quien, por cierto, la hacen trasladar. Cuando le hagan la prueba harán quince días desde mi último contacto con la persona contagiada, once desde que me aislé. Eso sí, los resultados los tendrá el viernes por la tarde, pero dice que se tiene que aislar hasta el domingo. Sentido ninguno. Mi aislamiento está pendiente de aclarar plazos, pero su negativo sería indicativo de que todo pasó, pero nunca se sabe. Cada día una sorpresa nueva, una improvisación diferente. Y mientras, nos enfrentamos a lo desconocido casi sin información. La madre, que trabaja desde casa, debe hacerlo todo y eso también me inquieta por no poder hacer nada. La niña no entiende los momentos de trabajo. Si el teletrabajo durante el confinamiento fue difícil, ahora la madre lo tiene mucho más difícil. Pero la administración es inmisericorde a esas situaciones. También lo será si el comienzo de curso no se da. Mi hija comienza el colegio este año y nadie le asegura que pueda estar todo el curso sin sobresaltos. Vaya manera de arrancar la educación reglada…

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