
El aruquense Isaí Escalada ha publicado El godo, su primera novela juvenil, con la que ha querido poner de manifiesto el amor que siente por las islas que le han visto crecer. El libro está editado por la Editorial Siete Islas y narra la transformación que sufre Alex, su protagonista, una vez que llega a Gran Canaria para vivir con su abuelo y con su madre, y se topa con una realidad isleña que mucho dista de lo que él ha conocido hasta entonces.
A través de las páginas de la novela se tratan temas como la convivencia, el respeto a lo diferente y el patrimonio histórico-cultural canario. “A pesar de que Alex vive la llegada a casa de su abuelo como una auténtica tragedia, las vivencias a las que se enfrentará le harán crecer como persona y terminará abrazando el cambio con muchas ganas, de ello se encargarán la propia isla y el resto de personajes que se cruzarán en su camino”, afirma el autor de El godo.
Como ya se aventura en el propio título del libro, la novela está plagada de léxico canario que ayuda mucho a la ambientación de la historia y de los conflictos de los personajes. “Godo es como llamamos los canarios a los peninsulares de forma un tanto despectiva. El uso del lenguaje canario que puebla la novela fue totalmente consciente, pues me permitía jugar con la barrera ficticia que Alex siente que se interpone entre él y el resto de los personajes que pueblan el relato”, continúa Isaí Escalada.
La portada de la novela ha sido diseñada por el ilustrador Juan Castaño y se enmarca dentro de la colección Octava Isla de la Editorial Siete Islas, una colección de libros infantiles, ambientados en Canarias y recomendados por los Centros Educativos, donde se da prioridad al fomento de la educación en valores, el patrimonio histórico-cultural del Archipiélago y la sostenibilidad. El libro se encuentra ya a la venta en todas las librerías de España y será presentado por su autor en la XXXV Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria.
SINOPSIS:
Alex y su madre se mudan a Gran Canaria para vivir con su abuelo, sus padres se acaban de separar y el niño siente cómo un inmenso océano le separa de su antigua vida. No quiere quedarse en aquella isla donde el tiempo transcurre lento y sus habitantes sueltan vocablos que nunca había escuchado con un acento diferente.
Algunos niños comienzan a llamarlo “godo” entre risas, apuntándolo con el dedo. Alex nunca antes se había sentido señalado, quiere marcharse, nadar mar adentro, desaparecer, estar lo más lejos posible pero sin darse cuenta, poco a poco, ha comenzado a echar raíces.
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