Salud Viva

Aumentan los suicidios en menores en España

No existe una motivación objetiva para el suicidio, pero sí problemas asociados que el menor de edad no sabe cómo resolver

Pedro J. Martín Pérez Lunes, 22 de Mayo de 2023 Tiempo de lectura:

Los últimos casos de suicidio de menores han puesto sobre la mesa la problemática social del suicidio en jóvenes.

 

Y es que hace unos meses la Fundación ANAR presenta su Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) realizado a partir de los 9.637 casos en que ha intervenido ANAR y las casi 600.000 peticiones de ayuda recibidas.

 

Este exhaustivo estudio sociológico de carácter longitudinal realizado el Centro de Estudios e Investigación de esta fundación recoge y analiza en profundidad la conducta suicida en los menores de edad atendidos a través del Teléfono y el Chat a lo largo de una década. Para ello, se han analizado 589.255 llamadas y mensajes de chats.

 

El número de casos con conducta suicida ha experimentado un acentuado crecimiento en el periodo 2012-2022 (1.921,3%), destacando el incremento producido en el periodo post-COVID-19, entre 2020 y 2022 (128%). La situación de crisis sanitaria producida por la pandemia ha supuesto una ampliación de los riesgos psicosociales (aislamiento, maltrato intrafamiliar, hacinamiento, abuso de las tecnologías, barreras asistenciales a la salud mental, pobreza…) que influyen en las conductas suicidas de niños, niñas o adolescentes.

 

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No existe una motivación objetiva para el suicidio, pero sí problemas asociados que el menor de edad no sabe cómo resolver. La violencia contra el/la menor de edad (60,9%) y la salud mental (27,4%) son los problemas más destacados de los asociados a la conducta suicida, con un incremento de la incidencia de estos últimos en el periodo 2019-2022, pasando de alcanzar el 17,9% en 2019 al 34,5% en 2022. Este incremento es mayor tras la pandemia y se sigue manteniendo en la actualidad. 

 

Entre todas las violencias, son las más frecuentes: Acoso, Ciberbullying y otras dificultades en el ámbito escolar (21,4%), Maltrato físico (14,7%), Maltrato psicológico (10,4%), Agresión sexual (7,2%) y Violencia de género (3%).

 

En salud mental, se pueden destacar tres grandes problemas asociados a la conducta suicida: autolesiones (13,7%), problemas psicológicos (8,7%), entre los que destacan tristeza/depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación; y problemas de conducta (4,4%). 

 

Entre 2019 y 2022, sólo el 44% de los niños, niñas o adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico.

 

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En el presente estudio se han identificado cinco perfiles de niños, niñas y adolescentes que presentaban conducta suicida, siendo el principal el de una mujer adolescente, de entre 13 y 17 años (media de 15), de familia migrante, que cuando se puso en contacto con ANAR ya había iniciado el intento de suicidio y que presenta bajo rendimiento escolar. Sufre problemas de salud mental, principalmente autolesiones, tiene antecedentes de fuga y ha sido víctima de agresión sexual.

 

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Los menores de 12 años exponen como motivación el acoso escolar que sufren, y su rendimiento escolar es alto.  

 

Tener menos de 10 años, padecer alguna discapacidad, provenir de familias migrantes o formar parte del colectivo LGTBIQ aumenta el riesgo de intento o ideación suicida por encontrarse los menores de edad más expuestos a discriminaciones y exclusiones. 

 

Los problemas detectados en más de dos tercios de las consultas por conducta suicida tienen una duración superior al año (68,4%) y se producen con una frecuencia diaria (70,2%). Son casos graves (86,2%) y urgentes (72,6%), porcentajes que han experimentado un crecimiento a lo largo de los años analizados, más marcado en el periodo post-pandemia, con un incremento de la gravedad “alta” del 221% entre 2019 y 2022 y del 305% en el caso de la urgencia “alta”.

 

Entre 2019 y 2022 ha aumentado 18 puntos porcentuales la implicación de las tecnologías en los intentos de suicidio (del 33,5% al 51,5%). Estas se utilizan como herramienta a través de la que se generan situaciones de malestar y violencia (sextorsión, grooming, ciberacoso…) o como medio para obtener información sobre métodos para llevar a cabo el suicidio, lo cual propicia el efecto Werther (de contagio e imitación). Pero también para disminuir el malestar que generan los pensamientos de intento de suicidio, mediante publicaciones en redes sociales (Instagram y TikTok) donde los niños, niñas y adolescente se sienten escuchados, piden perdón o se despiden.

 

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Recordar que la Fundación ANAR ha mostrado su "preocupación" ante el incremento de los intentos de suicidio y de las ideas suicidas en menores en la última década en España y ha indicado que son "infrecuentes" los suicidios colectivos, tras el caso de dos hermanas gemelas de 12 años ocurrido este martes en Sallent (Barcelona).

 

Al igual que otros expertos, creo necesario señalar la importancia de hablar con los más jóvenes de salud mental así como enseñarles a prevenir el suicidio y pedir ayuda. Todo ello debe ir enfocado a que este tema deje de ser un tabú porque es erróneo pensar que si no se habla no existe. El primer paso por tanto es hacerlo visible para empezar a prevenirlo.

 

Pedro J. Martín Pérez

Médico de Familia y Comunitaria

Experto Universitario en Nutrición Clínica y Salud Nutricional

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