
Los cigarrillos electrónicos se están extendiendo entre los jóvenes a una velocidad de vértigo. Así se refleja en la última edición de la encuesta sobre el uso de drogas en enseñanzas secundarias, del Ministerio de Sanidad, que avisa de que casi la mitad de los jóvenes de entre 14 y 18 años (el 48,4%) ha probado alguna vez los nuevos dispositivos asociados al tabaco, cuando hace dos años habían vapeado alguna vez uno de cada cinco (el 20%). Esta encuesta destaca además que el consumo de cannabis a través del cigarrillo electrónico ha aumentado tres puntos en los últimos dos años.
Según encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias (ESTUDES, 2021) del Ministerio de Sanidad, el consumo es más alto entre los chicos (48,1%), de entre 16 y 18 años, llegando a su máximo exponente en la mayoría de edad (53,9%), y gran parte (60,7%) lo hace con cartuchos sin nicotina.
Además, los jóvenes siguen teniendo actitudes positivas hacia el tabaco. Continúan arraigadas ideas como que fumar cigarrillos es igual a "parecer interesante" (44,1%); el consumo de tabaco ayuda en situaciones psicológicas complicadas (44,8%) o que el fumar hace "más fácil ligar o hacer amigos", lo que piensa un 36,5% de encuestados.
La encuesta revela que un 57,2 % de los jóvenes cree que, por ejemplo, el vapeo está de moda porque lo hacen actores, streamers o influencers. que es mejor porque no deja malos olores o que es más fácil dejarlo. Uno de cada cuatro jóvenes cree que los efectos perjudiciales se exageran.
Existe un interés por parte de las industrias tabacaleras de diferenciar las nuevas formas de consumo del tabaco tradicional: de hecho, el término vaper surge para distinguirlo de cigarrillos electrónicos y aludir a la inocuidad del vapor de agua.
Independientemente de que se utilicen con liberación o no de nicotina, su aspecto, presentación, y forma de consumo es muy similar a la del cigarrillo tradicional, contienen elementos tóxicos y cancerígenos (el uso de estos dispositivos deja en las vías respiratorias restos de acetaldehídos, formaldehídos, acroleína, compuestos carbonílicos o incluso bencenos, reconocidos como carcinógenos humanos) y perpetúan la conducta de fumar, alimentando la necesidad y adicción psicológica principalmente
Estos elementos tóxicos y compuestos cancerígenos ya están ocasionando enfermedades pulmonares y podrían ser causantes de diversos tipos de tumores, como cáncer de pulmón, de riñón o de vejiga.
La comunidad médica pide para los cigarrillos electrónicos la misma normativa que para los convencionales. A día de hoy, en España, solo está prohibido el uso de este tipo de dispositivos en edificios e instalaciones de la Administración, como colegios y centros sanitarios, y en el transporte público. La Sociedad de Neumología y el Comité Nacional contra el tabaquismo han emitido comunicados dirigidos a las autoridades sanitarias, pidiendo que se regule la publicidad y que se prohíba vapear en todos los espacios públicos, como ya comentamos en el artículo de este mismo medio “Los neumólogos vuelven a pedir que se prohíba fumar y vapear en las terrazas”
Pedro J. Martín Pérez
Médico de Familia y Comunitaria
Experto Universitario en Nutrición Clínica y Salud Nutricional
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