
La información para el presente artículo está extraída de diferentes epígrafes del libro Amagro, historia y naturaleza, recientemente editado por el Cabildo de Gran Canaria, Ayuntamiento de Gáldar y editorial Lecanarien, que se presentará el lunes 8 de mayo en la Asociación de Vecinos El Labrador, dentro de los actos a celebrar con motivo de las fiestas de San Isidro 2023.
La mayor parte de los nombres que originalmente se dieron a diferentes lugares de Amagro se ha perdido con el discurrir de los siglos y el abandono de los usos tradicionales de los recursos presentes en estas montañas: la obtención de leña, los pastos, la agricultura de secano, los hornos de cal, los puertos…
A partir de la información contenida en los documentos relativos a los repartos de tierras en Amagro, de principios y mediados del siglo XVIII, presentes en el Archivo Municipal de Gáldar y el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, hemos elaborado y estudiado un cuerpo toponímico del Amagro geográfico e histórico, limitado por el cauce del barranco de Gáldar, desde Bocabarranco hasta la confluencia con el de San Isidro, este hasta la confluencia con el de los Charcos del Soldado, este hasta su nacimiento a los pies de la ermita de San Isidro el Viejo; desde aquí, por el barranco que nace, en dirección sur y oeste, y, en unión de otros, forma el barranco del Juncal hasta el mar.
También hemos logrado situar con bastante exactitud sobre un mapa la ubicación de los diferentes nombres, ayudados por la presencia en esos documentos de otros que si han pervivido hasta hoy.
Igualmente hemos hecho con los topónimos usados a mediados del siglo XX, para lo que nos hemos valido de la información proporcionada por la documentación custodiada en el AMG y, sobre todo, por una veintena de personas que, en su niñez y juventud, vivieron de cerca los trabajos entonces comunes en Amagro, en especial el de pastor. Destacamos entre ellos a José y Ramón Ramos Quintana, los de Fabián, que tenían el corral en El Cerrillal, y Fernando León Moreno, que lo tenía en Sardina. Y, para la toponimia del litoral, a Cristóbal Oliva Tacoronte.
Nos vamos a centrar en unos pocos, del siglo XVIII, situados en las inmediaciones del barrio de San Isidro: Casa del Caballero, Barranco de las Juntas, Piedra del Agua, Llano de la Roza de Cabrera, Barranco de los Charcos del Soldado, Lomo del Cardón, Risco Negro, Llano de la Plata, Suerte o Cruz de las Ánimas, La Anconada, El Camello, Filo Cuchillo, El Roque, Suerte de la Virgen del Rosario, Caiderillo del Roque, Vuelta y Llano del Camello, La Pasada, Lomito Blanco, La Roza de doña Ángela, Casillas de Domínguez, Montaña Alta, Barranquillo del Marinero.
La Casa del Caballero. Concluimos que se trata de las Cuevas de Las Cruces, junto a la carretera a Agaete: “Lomito de la Casa del Caballero, del camino abajo, lindando con el barranco de los Charcos” (1751); “una suerte de tierra… en el terrazgo de Amagro, donde dicen el Llano de la Casa del Caballero, que linda… por la otra parte con el Camino Real que va ál Lugar de Agaete” (1774).
Probablemente, esta Casa del Caballero es la que Abreu Galindo llama Casa o Cuevas del Caballero de Facaracas, cercana a Gáldar, donde establecieron su residencia, tras unificar la isla, Atidamana y Gumidafe, el Caballero natural de Facaracas (comarca que iba desde Palominos hasta el barranco del Pinar), y que debió seguir vinculada a la familia real, pues en ellas fue apresado Tenesor Semidán, en los momentos inmediatamente anteriores a la conquista de la isla.
Las cuevas se abrían en círculo a un gran patio central, hasta que su lado sur occidental fue destruido en el siglo XIX al realizar la carretera a Agaete.
Barranco de las Juntas. Que se trata del barranco de la Hoya de Vargas queda claro en el siguiente fragmento, perteneciente al deslinde de 1747. Con la denominación de Barranco de Marentes (presente solo en este documento) se refiere al de los Charcos del Soldado, el de Buenavista es el de Campitos:
Camino adelante hasta la hermita del Señor San Isidro por el adelante hasta el Barranquillo que dicen de Marentes Barranquillo avajo al de las Juntas avajo hasta el barranquillo que baxa de buena vista, barranquillo hasta el Camino que baja al lugar de Guia Camino adelante hasta donde Se aparta el que biene a esta Villa por la era dela tosca
Las juntas pueden aludir a las que los pastores hacían en sus traslados desde la Cumbre a Amagro (por aquí pasa uno de los caminos reales “de mar a cumbre”).
La Piedra del Agua, topónimo vigente, y dentro de esa zona, otros desaparecidos: “la Ladera de la Piedra del Agua” (1747); “la Cañada de la Piedra del Agua” (1747); el Llano de Piedra del Agua o Llano de La Ladera de Piedra del Agua y el Corral de La Ladera de la Piedra del Agua (1747), este corral se encuentra al pie del Espigón de la Piedra de Agua, que separa esta zona de la de La Anconada.
La Piedra del Agua es conocida ya en los textos de los primeros repartimientos, constituyendo un referente geográfico y dando nombre a una zona de cierta extensión. Se trataba de una gran roca, casi al final del barranco de su nombre donde se une al de los Charcos del Soldado, a la vera de la antigua carretera, definitivamente destruida con la ejecución de la actual autovía. La roca, de piedra viva seguramente desprendida de los riscos peinados que dominan la zona, los Altos de Los Mojones, y forma de ortoedro, tenía en su parte alta un hoyo que se llenaba con las lluvias, permaneciendo el agua, prístina, durante meses. De esa forma servía para aplacar la sed de animales y personas en apuros, en un tiempo en que se podía beber el agua que contenía la pisada de una bestia. Una especie de guácimo natural y pétreo, una fonte frida do todas las avecicas iban a tomar consolación y, quién quita, los rústicos enamorados de los alrededores fuesen a servir al amor. A sus pies surtía un agua tan fría que te partía los dientes.
Llano de la Roza de Cabrera, presente ya en el repartimiento de principios del siglo XVIII: “en el Llano de la Rosa de Cabrera linda...por un lado con el varranco de los Charcos del Soldado, por un lado con el Varranquillo que baja de la Crucita” (1748).
Dos de las acepciones de roza que proporciona el diccionario de la RAE ajustadas a este tipo de terreno: 1. Tierra rozada y limpia de las matas que naturalmente cría, para sembrar en ella. 2. Terreno poblado de plantas propias de monte bajo, como el árgoma (aulaga), brezo, etc. Así pues, se debe escribir Las Rozas y Rocetas.
Barranco de los Charcos del Soldado, topónimo vigente, aunque hoy es más común Barranco del Soldado: “Hoya del barranco del Soldado, lindando con el varranco” (1749); “Contra el varranco del Agazal lindando con el varranquillo y por el otro lado con el varranco de los Charcos del Soldado” (1747). Sobre el Barranco del Soldado hay un Llanete considerado montuoso.
Lomo del Cardón. En documento del día 1 de mayo de 1773 se habla de dos suertes de tierra labradía “en el terrazgo de Amagro donde dicen el Lomo del Cardon, …que linda, la primera…por un lado con el Barranquillo de las Juntas… y por el otro con el Camino Real que va para Agaete, y otras partes: y la segunda… por un lado con el Barranquillo que baja de la Cassa del Caballero”.
Se trata del lomo en el que están las tierras de Mastro Pancho María.
Risco Negro. Topónimo documentado con posterioridad, en la descripción de una finca registrada el 5 de octubre de 1875, en el paraje denominado “Bajo del Risco Negro”, que linda, al este, con terreno de Buenaventura Orihuela, al oeste, con terrenos de Simón Saavedra, al norte, con el Risco Negro, y al sur, con terrenos de José Quesada Rojas.
Llano de la Plata, cercano a La Enconada: “Llano de la Plata, que linda por la parte de Arriba con la suerte de las Ánimas, por un lado el camino y por otra parte el varranquillo que baja de la En conada” (1747).
Suerte de las Ánimas, es la concedida a una de las nueve cofradías religiosas en el Reparto de la Vega de Amagro de 1747, que vuelve a nombrarse en el traspaso que el 16 de octubre de 1781 hace Juan Biscaino de Bega a Gregorio de Saavedra, vecinos, de una suerte “en el Lomo que dicen del Caballero, que es del camino abajo, y linda… por un lado con el varranquillo que dicen de la Cruz de las animas” (1781).
La Enconada o Anconada, topónimo vigente. El 27 de septiembre de 1774 los albaceas testamentarios de Juan Rodríguez Duque traspasan a Christóbal Rodríguez Duque “una suerte de tierra sita en la ladera, que dicen del Roque… en el terrazgo de Amagro… que linda la suerte por la parte de avaxo con el barranquillo, que baja de la Enconada”. Las citas anteriores dejan claro que La Enconada es la parte alta, donde nace el varranquillo y que explica su significado. A nuestro juicio debería escribirse Anconada, es decir, un terreno en forma de media luna. Con “Risco de la Enconada” (1749) se refiere al que está a la derecha, aguas abajo, de la cabecera, el más eminente, es decir, la misma Anconada.
El Camello, topónimo vigente, del que hablamos en otras partes. En los rajones que lo coronan se puede encontrar aún algún almácigo, sin duda centenario, que no levanta del risco más de unas cuartas, debido a la escasez de suelo y agua y al azote de los frecuentes vientos. Verdaderos bonsáis son muestra de una vegetación más abundante en épocas pretéritas.
Filo Cuchillo, topónimo vigente, entre El Roque y El Camello: “la labradia esta en la Cañada contra el filo del Cuchillo del Roque... lindando...por un lado con el Roque” (1749). Se trata de otra metáfora toponímica, como la del inmediato Camello. Estas estructuras líticas y su denominación son frecuentes en muchos lugares del Archipiélago.
El Roque, topónimo vigente, se refiere al morro que está sobre el camino y caserío que de él reciben su nombre: “Está bajo del Roque lindando con el camino que biene a la buelta del Camello y de la Pasada alla de la que sube a el Varranco del Roque” (1747); “de la Vereda abaxo del Roque, linda por un lado camino que sube a El Roque, por el otro camino de Barrial” (1747); “en el Roque lindando por abajo con el barranco que baja a la Majadilla…por un lado suerte de la Virgen del Rosario” (1783).
Suerte de la Virgen del Rosario, otra de las 9 asignadas en 1747 a cofradías religiosas y ermitas de la Villa.
Caiderillo del Roque, debe ser el risco peinado en el cauce del Barranco del Roque, al pie de El Blanquizal: “El Cayderillo del Roque, que linda ...por un lado con suertes del Blanquizal, por el otro con el filo de Cuchillo y por la parte de Abajo el Risco”(1751).
Vuelta y Llano de la Vuelta del Camello. Topónimo vigente, pero de uso reducido, es la que está a la entrada del barrio viniendo desde Gáldar: “y la media en donde dicen la Vuelta del Camello, que linda por un lado con el camino Real, que va á Agaete, y otros parages” (1747). Quizás vuelta no se refiera a una del camino, sino a una zona de pastos que ocuparía todo el lomo entre el Barranco de Las Majadillas y el de La Anconada. Este lomo, sobre el que después se edificaría el barrio, también es llamado Llano de la Vuelta del Camello: “Llano de la buelta del Camello lindando...por la parte del varranco... por el otro Camino Real” (1769). El nombre se debe al Camello, risco de fonolita que está sobre el barrio y que tiene esa forma.
La Pasada: “de la Vereda abajo del Roque lindando...por un lado la Passada que sube a el Roque” (1748). La acepción de pasada más cercana al objeto de nuestro estudio es la de paso estrecho, que quizás haga referencia al que posiblemente estuviera ya entonces entre la Vuelta del Camello y la entrada al Camino del Roque.
Lomito Blanco, es el actual Lomo Relinchón: “trozo labradio en el Lomito Blanco que haze frente a las Maxadillas que comienza ya por la buelta del camello lindando...por un lado Varranquillo que baxa de la Enconada por el otro el de dicha maxadilla que llaman del Agazal” (1747).
La Roza de Doña Ángela: “Ladera del Roque mirando a la Rosa de Doña Ángela” (1748), también el Cardón de Doña Ángela y el Llano del Cardón de la Rosa de Doña Ángela, tal vez el Llano del Cardón, junto al Barranco de El Agazal. Esta roza ya está presente en el reparto de principios de siglo.
Casillas de Domínguez. Son los terrenos situados por abajo del camino que va de la Vuelta del Camello a Barrial, junto al Barranco del Roque, a la altura del actual instituto, al otro lado del camino. El 2 de marzo de 1769, Francisco Sánchez y María del Pino Luján, vecinos de Gáldar, traspasan a Tomás de Sosa, también vecino, “una suerte de tierra labradía que a mi la susodicha me tocó del Repartimiento de Amagro, que es en el llano de las Casillas de Domínguez, que linda por la parte de arriba con el camino que va a Barrial, por un lado el camino que sale de dichas Cacillas al Blanquizal, y con el Barranquillo que baja del Roque, y del lado de allá de dicho Barranquillo el Montecillo”.
Montaña Alta. Es la de mayor altura, que hoy se denomina en la cartografía con el nombre de Montaña de Amagro: “la labradia esta en la Montaña Alta, lindando... por un lado los Blanquizales de Sebolleta, por otro el otro, varranco” (1748). Terreno en parte montuoso: “montuoso en el lomito de montaña alta” (1747).
Esta denominación se perdió en el uso cotidiano al pasar de los siglos, de forma que resulta absolutamente desconocida durante el siglo XX. Sin embargo, perdura en la descripción notarial, como en la de la finca situada a la izquierda (aguas abajo) del Barranco del Roque lindante con el camino que conduce de San Isidro a Barrial, justo frente al actual Instituto:
“La FINCA MATRIZ se corresponde con la Finca registral nº 31109 según inscripción número 1, al folio 140, del libro 267, tomo 1246 del archivo y responde a la siguiente descripción: Rústica: En el Término de Gáldar, Lomo de Barrial, trozo de terreno labradío y arrifes, secano. (…) Linda: (…) Este: con Barranquillo de Montaña Alta. (…) Referencia Catastral: 35009A005002470000YU, Polígono 5, Parcela 247195.
El Barranquillo de Montaña Alta nombrado es el Barranco del Roque, que, efectivamente, nace en su ladera norte.
Barranquillo del Marinero. El 18 de enero de 1777, María Suárez, viuda de Lázaro de Alemán traspasa a Diego Manuel, el yerno, “un terreno que tengo en el terrazgo de Amagro, donde dicen Montaña Alta, que heredé de mis padres, y linda (con suertes de varios) y por el otro lado con Barranquillo del Marinero”.
Domingo Oliva Tacoronte
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