Los agricultores reciben cada vez menos por los productos que cultivan, pero en los supermercados, esos mismos productos son cada vez más caros. Un ejemplo es de la lechuga, por la que en marzo de este año los agricultores cobraron de media 0,25 euros por unidad frente a los 0,75 del mes de diciembre, y que en los supermercados se vende ahora a 2,62 euros. Los agricultores pierden, los consumidores pierden, pero hay un bolsillo que se está forrando.
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