Verónica Bolaños HerazoCada día maldigo a la que robó mi trajecito rosa. Sucedió hace mucho tiempo, aún recuerdo el frío tan horrible que sentí. Mi madre gritó «¡Dónde está la ropa de la niña, estaba aquí, en este bolso!». Buscaron debajo de la cama, también dentro del armario. Mi madre insultó a mi padre por si él la había sacado, para joderme, porque quería un hijo varón.
Entraron las enfermeras, con una toalla blanca, como solución al problema. Pero yo lo vi todo… Mi madre dormía. Yo tenía los ojos bien abiertos, contemplando mi nuevo mundo, este mundo al que no pedí venir. Miraba la placenta donde estuve tanto tiempo, el fórceps y unos guantes con sangre. Entró una mujer, con una bata blanca. Abrió el bolso y sacó mi ropa. Lloré. Mi madre entreabrió los ojos y me acurrucó contra su pecho.
Mi padre decía que era cierto, que no quería una niña, pero que no era tan malo como para botarme la ropa. Mi madre lo echó del cuarto.
A la salida del hospital, mi mamá no lo vio, yo sí, a un niño chino, de ojos negros, vestido con mi gorro y trajecito rosa.
Verónica Bolaños






























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