Cuando ser periodista resulta feo

Zeneida Miranda Suárez

[Img #6918]Esta semana vengo con un artículo cargado de decepción y hasta en cierta medida algo de rencor hacia mi profesión y mis compañeros. No soy nadie para juzgar a nadie, ni siquiera tengo mucha experiencia en el desempeño de la profesión, además creo firmemente que siempre he idealizado esto de ser periodista por lo que mi opinión puede estar algo empañada por estos sentimientos.

 

Cuando era niña y veía series y películas ambientadas en redacciones siempre quise ser así: aguerrida, valiente, dar voz a los que no la tienen, ayudar con mi trabajo a la sociedad, informar. Todo eso significaba para mí esa profesión que tanto amaba (y amo aunque ahora esté enfadada con ella).

 

Pronto me di cuenta que las cosas no eran como las había imaginado, que había un trasfondo en el mundo de la prensa que no te cuentan en la facultad y que no sale en las series de televisión. Nunca he sabido (y juro que he intentado aprender) ver y sacar el morbo en las historias humanas que llegan a mis oídos para que luego yo las transmita. Siempre me quedo en lo que el protagonista me cuenta, puedo darle un toque más o menos literario a la hora de narrarlo, pero nunca intento hurgar en las heridas, ni hacer leña del árbol caído, ni conseguir un sí donde antes había un no. No ha sido fácil, me ha costado algún que otro puesto de trabajo y muchas lágrimas de pensar ¿porqué soy así?

 

Dentro del mundo del periodismo tiene un lugar muy destacado la prensa rosa, además me gusta, me encanta un cotilleo tanto como un croissant con jamón a la plancha, pero, ese sector es aún más insidioso, más morboso, más amarillo que los otros. ¿Porqué no basta con informar, contar historias, escuchar a aquellos que quieren comercializar con su vida de forma libre y voluntaria y ya está? Porque siempre hay que seguir rasgando hasta llegar a hacer sangre.

 

La gran noticia mediática, me atrevería a decir que, del año, es el nacimiento por gestación subrogada de la nieta de Ana Obregón. No voy a dar mi opinión al respecto poque este artículo no va de eso, sino de cómo los medios de comunicación han tratado esa noticia.

 

La niña nació hace casi un mes y desde entonces, cada día, habla alguien diferente sobre el tema. ¡Hasta una psicóloga se atrevió a opinar si Ana había hecho lo correcto o estaba mal de la cabeza! Pero señores, ¿estamos todos bien? Ana Obregón siempre ha sido un personaje muy mediático y todo a su alrededor siempre es noticia, sí claro, ¡viva el salseo! Pero creo que se les está yendo de las manos ya mucho. Todo el mundo habla, todo el mundo opina y demoniza a unos y otros. ¡Ya vale de estirar el chicle! “Oh, es que ella siempre está hablando de eso en sus redes sociales” pues sí, como yo, como tú, como todo aquel que quiere compartir una parte de su vida privada con sus amigos, conocidos o lo que sean, de redes sociales, ¿hay que matarla por eso?

 

Tengo ganas un día de levantarme, y que al leer las noticias haya otras cosas colapsando las portadas, pasan cientos de miles de millones de cosas en el mundo que, queridos compañeros, podemos contar y podemos hacerlo de una forma que no haga daño a nadie, les prometo que se puede.

 

En fin, quizá nunca llegue a hacer carrera como periodista pero prefiero seguir manteniendo mis valores y mi ética.

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