Los Magos de ChipudeCon la salida del programa de televisión “Tenderete” de la RTVE, se comienza a poner en valor el folclore de Canarias en los años 70 del pasado siglo XX. Sin embargo, islas como La Gomera, contaban sin representación en el programa en estos primeros años, y la visibilidad que tenía el folclore musical gomero era casi inexistente fuera de los límites insulares. Incluso, otras tradiciones como la cerámica tradicional o el Silbo, estaban en un proceso de contracción en la propia isla.
Todo esto estimula a Isidro Ortíz, oriundo de la localidad de Chipude, a formar un grupo de música tradicional de La Gomera, para poner en valor y conservar el patrimonio cultural de la isla, fundando así “Los Magos de Chipude”.
Una danza de influencia indígena es el tajaraste, que mezclado con los romances procedentes de Europa, y un componente americano, da lugar a una pieza folclórica clave, que sólo ha perdurado con gran relevancia en islas como Tenerife y La Gomera, siendo en esta última donde encontramos el conocido “Baile del Tambor”, que fundamenta la base del repertorio musical de los Magos de Chipude.
En definitiva, este grupo gomero representa un mundo que ya ha desaparecido en el campo, pero que perdura en el folclore musical de Canarias. Los Magos de Chipude siguen siendo un referente para la pervivencia de las costumbres gomeras, y que muchos grupos actuales tratan de mantener, para que las tradiciones de nuestros ancestros no se pierdan jamás.
El folclore gomero, definido principalmente por dos instrumentos; las chácaras y el tambor, encuentra gracias a la labor de este grupo, un impulso no sólo en la Gomera, sino en toda Canarias, siendo alabado el valor folclórico de esta pequeña isla, pero rica en tradiciones. Una cuestión que hace únicas a las costumbres musicales de La Gomera, son que han perdurado estilos y tradiciones bien entrado el siglo XX, las cuales para ese momento habían desaparecido en otras islas.
Un ejemplo de esto son los romances, una tradición poética originaria de la Península Ibérica, que llega a las islas una vez terminada la Conquista, y se adapta a la realidad isleña. Prueba de esta “canarización” está en que estos romances no se recitan como en la mayoría de lugares en la Península, sino que en La Gomera se cantan, acompañados por chácaras, tambores y bailes.































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