Asma: riesgos del mal uso de los tratamientos

El asma es una enfermedad del aparato respiratorio, crónica, en la que los bronquios están inflamados y se obstruyen al paso del aire...

Pedro J. Martín Pérez Lunes, 10 de Abril de 2023 Tiempo de lectura:

El asma es una enfermedad del aparato respiratorio, crónica, en la que los bronquios están inflamados y se obstruyen al paso del aire, por su respuesta irritativa-inflamatoria frente a distintos estímulos del ambiente y que da lugar a síntomas como tos, opresión en el pecho, pitos, falta de aire o ahogo. La intensidad de estos síntomas es muy variable y cambia a lo largo de los días y de los meses.

 

 

El asma afecta al 5% de la población adulta en España. Pero en Canarias, el clima subtropical con alta humedad existente en las Islas favorece el desarrollo de los ácaros del polvo, lo que influye, a su vez, en que esta dolencia acabe afectando a más de 300.000 personas, con una prevalencia muy superior a la del resto de España, con entre un 12 y 15% de la población.

 

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Hoy en día el asma no se puede curar, aunque sí tratar y controlar, para lo que es imprescindible que los pacientes conozcan y se tomen correctamente los tratamientos, aparte de evitar los posibles desencadenantes del asma. Factores como el frío, el polvo, el tabaco, la contaminación, el polen o los productos de limpieza pueden, por ejemplo, desencadenar el asma.

 

Lo primero que debemos saber es que las personas que padecen asma pueden hacer una vida normal, libre de síntomas, si se sigue el tratamiento correctamente. A cualquier edad podemos mantener una buena calidad de vida y ser capaces de realizar las actividades de la vida diaria con normalidad como para trabajar, ir a la escuela, hacer ejercicio físico, realizar deportes y otros.

 

Los medicamentos utilizados para el tratamiento del asma pueden diferenciarse, según su mecanismo de acción, en tres grupos:

 

-Antiinflamatorios, que reducen la inflamación bronquial.

-Broncodilatadores, que abren los bronquios.

-Moduladores de la respuesta inmune, siendo la inmunoterapia con sustancias hiposensibilizantes (vacunas para disminuir o suprimir la alergia) la más utilizada.

 

Los dos primeros tipos de medicamentos se usan básicamente en formato inhalador para permitir que la medicación llegue directamente al pulmón y produzca muchos menos efectos en el resto de nuestro organismo.

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El uso de unos u otros depende de las características de cada paciente y de cada momento de su enfermedad. Es habitual la utilización de dos o más tipos de fármacos en un mismo paciente. Es tu médico en base a los síntomas que tienes y observando cómo va evolucionando tu asma el que establecerá el tratamiento más adecuado en cada caso según las guías de práctica clínica más actualizadas.

 

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Pero a pesar de disponer hoy en día de tratamientos muy efectivos para esta enfermedad, y como ya vienen observando estudios como el publicado recientemente “Consecuencias clínicas del sobreuso de agonistas beta-2 adrenérgicos de acción corta (SABA) en el tratamiento del asma en España: el estudio Sabina” que observa que hasta un 28,7% de los pacientes hacen un sobreuso (≥3 inhaladores/año) de los tratamientos SABA y, además, el 13,4% infrautilizan (≤4 inhaladores por año) los corticoides inhalados.

 

Este sobreuso de los tratamientos de rescate o alivio se asocia con un aumento del número estimado de exacerbaciones anuales y de las tasas de mortalidad.

 

El alivio rápido de los síntomas que se obtiene al usar los tratamientos SABA es una de las principales causas identificadas para su sobreuso porque los pacientes notan una mejoría inmediata. Sin embargo, estos tratamientos realmente son broncodilatadores de corta duración; solo abren los bronquios de manera momentánea, pero no tratan la inflamación que provoca la obstrucción, por lo que al poco tiempo los síntomas vuelven a empeorar.

 

Otra de las causas de esta falta de control del asma es muchos pacientes utilizan incorrectamente su inhalador. A grandes rasgos, todos los dispositivos se basan en la misma técnica: exhalar, inspirar el medicamento, apnea respiratoria y expirar el aire. Sin embargo, cada uno de ellos presenta unas características específicas que requieren su conocimiento y adiestramiento. Este hecho da lugar a una falta de conocimiento por parte de los profesionales sanitarios y de los pacientes que requieren su utilización, la consecuencia es que un inhalador mal usado hace que la medicación no llegue donde tiene que llegar, esto es, a los pulmones y concretamente a los pequeños bronquios más distales donde realizarán su función, disminuir la inflamación y que se dilaten para que así llegue más aire a la zona de intercambio, los alveolos.

 

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En la imagen podemos ver el uso de tres inhaladores, en la foto A un inhalador mal usado donde llega poco medicamento a los pulmones, hasta llegar a la foto C, donde el medicamento llega mucho más a los pulmones.

 

Además, alrededor de esta enfermedad existen muchas ideas falsas como que es una enfermedad de la infancia que se supera con la edad y que no puede aparecer en la edad adulta, que es infecciosa, que los asmáticos no deben hacer ejercicio o que solo se puede controlar con dosis altas de corticoides, entre otras creencias erróneas.

 

La realidad es que el asma puede aparecer a cualquier edad y no es una enfermedad infecciosa. Sí que es cierto que las infecciones respiratorias virales, como el resfriado y la gripe, pueden provocar ataques de asma y parecer que tengamos una gripe o una bronquitis que dura muchas semanas. También es erróneo pensar que las personas con asma no pueden hacer ejercicio e incluso practicar deportes de alto nivel, si el asma está bien controlada, se puede hacer de todo y sin limitaciones.

 

Los estudios científicos en la búsqueda de nuevas moléculas que produzcan un mayor efecto en los bronquios de nuestros pulmones con los mínimos efectos secundarios ha hecho posible que para controlar el asma, que insisto es una enfermedad inflamatoria, solo tengan que usarse en la mayoría de los casos dosis bajas de corticoides inhalados (combinados o no con fármacos broncodilatadores de 12 o 24 horas de duración), y usando correctamente el inhalador.

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Pedro J. Martín Pérez

Médico de Familia y Comunitaria

Experto Universitario en Nutrición Clínica y Salud Nutricional

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