
Recientemente en las Palmas nos dejó, el pasado 14 de marzo, Eugenia Gonzalez Garcia. Tenia 107 años y era originaria de la localidad marinera de Agaete, donde había nacido en el barrio de San Sebastián el 17 de marzo de 1916.
Conocida como Nenita para su familia y amistades, tuvo durante su larga vida la buena iniciativa de contar en pequeños relatos pasajes de las diferentes épocas en las que vivió. Nos describió de forma muy sencilla sus experiencias y cualquier cosa que consideraba interesante, dejándonos como testimonio en sus escritos diferentes aconteceres de una vida tan dilatada. Muy probablemente ella ha sido la persona más longeva de ese pueblo norteño.
Nenita era hija de Antonio González González quien en los albores del siglo pasado emprendió una humilde actividad en su pueblo ejerciendo de panadero. Esperanza Garcia Saavedra, también originaria de Agaete y esposa del anterior, falleció dejando a su esposo viudo con 7 hijos cuando Nenita tenía sólo 5 años.
Todos daban una mano al padre para llevar a cabo la tarea de producir el pan diariamente para los habitantes de Agaete. Ella, a pesar de su corta edad participaba igualmente en esa actividad. Tuvo que dejar la escuela cuando tenía solo 11 años al tener que ocuparse de las tareas del hogar ayudando a su tía Rafaela. Más tarde, esta familia se trasladó al Puerto de la Luz donde continuaron con el ejercicio de panadería en la calle Bernardo De la Torre.
Algunos de sus hermanos, como tantos otros jóvenes de la época, debieron dejar la isla y buscar en Venezuela o Cuba mejorar su situación económica. Su padre también anteriormente había estado en Cuba.
Todas estas experiencias y recuerdos fueron marcando la vida de Nenita quien en años posteriores, una vez criados sus 5 hijos fruto del matrimonio con el agaetense Salvador Juan García Álamo, decidió comenzar a escribir en forma de pequeños relatos o poemas sus pensamientos acerca de la vida, su pueblo, la familia, la amistad, etc.
En encuentros familiares Nenita solía leer algunos de estos escritos. Comoquiera que muchas de sus reflexiones concernían la vida en el pueblo de Agaete y sus gentes consideramos interesante darlos a conocer, por su valor
testimonial proveniente de una persona que amó su tierra y sus gentes.
Era una mujer muy humilde y se expresaba con gran sencillez. Muy optimista y positiva, capaz de superar las adversidades más complejas. Su gran memoria, su capacidad de observación y su magnífica forma de narrar sirvió para darnos a las generaciones posteriores una detallada vision de los paisajes y de las costumbres de una época muy lejana que gracias a la descripción que ella nos ofrece nos sirven para comprender e imaginar aquellos tiempos. A través de esos escritos tenemos la posibilidad de acercarnos a situaciones y estampas de nuestro territorio insular, de momentos tan antiguos que se remontan a la primera mitad del siglo pasado.
Su familia tuvo el acierto hace unos años de recopilar en un volumen una valiosa selección de estos textos. Testimonios de su vida particular y de nuestro entorno. Quienes la pudieron conocer en Agaete o en Las Palmas saben que se trataba de una persona con unas cualidades humanas extraordinarias. Cariñosa, prudente, afable, paciente, serena y muy generosa.
Quizás las claves de su dilatada longevidad. Nos dejó una buena serie de documentos que ahora, aprovechando la oportunidad que INFONORTE nos brinda, podemos dar a conocer.
Incluimos en esta pequeña semblanza a modo de homenaje a su memoria dos de estos escritos.
El primero hace referencia al mar y a los marineros que diariamente salían del Puerto de Las Nieves a pescar en esas labores tan duras a las que se veían obligados para traerles el sustento a sus familias.
En el segundo nos describe con ojos de niña el querido pueblo de su infancia.
HOMBRE DE LA MAR
Hombre de la mar que llegas divisando tu tierra
¡Cuantas penas habrás pasado para volver a verla!
La mar mucho te gusta, pero cuánto sufres en ella.
Pescador de peces gordos, ¿Qué se siente en alta mar?
Nostalgia, amor .....
Cuanta amargura se sufre lejos de tus amores,
mujer, hijos y familia que te esperan con cariño.
La mar te atrae con su murmullo desde el fondo infinito,
todo lleno de misterio esperando tu visita
¿Cuando volverás a ella?
¿Amas mucho a tu tierra?
La mar te llama con el eco de las caracolas
Y esas olas bravías te persiguen a toda hora
¡vuelve hombre de la mar,
En la tierra encontrarás paz y tranquilidad!
MI PUEBLO
Mi pueblo es un pueblito pequeño, todo lleno de casitas blancas con sus calles largas y estrechas. Tiene una plaza grande muy bonita por la cual pasea la gente domingos y días de fiestas. A los lados hay árboles frondosos donde cantan los pajaritos. También hay unos bancos verdes donde descansan los viejos para calentarse al sol y los jóvenes se sientan con sus parejas diciéndose palabras de amor.
Los niños, como todos los de su edad, juegan al coro cantando cosas bellas.
Existen callejones estrechos con adoquines de piedra y por donde no pasan los coches crece la yerba.
La gente de mi pueblo es muy alegre. Por poca cosa celebra una fiesta.
Maximiliano Paiser
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