La renovación del CGPJ

Leonilo Molina Ramírez

[Img #5817]Subterfugios varios y reiterados se han ido incorporando, uno tras otro, a la espuria argumentación, con un único objetivo: conservar la actual disposición del CGPJ, como si no se hubiese producido un cambio de mayorías en las Cortes Generales, Congreso y Senado. Sí, me refiero a la actitud adoptada por el PP (no es la primera ocasión) con ese mencionado fin. Para no cumplir con sus obligaciones, como nos tienen acostumbrados, utilizan lo más florido de su verbo. Eso sí, achacando responsabilidades a la otra parte, pues su partido es impoluto y todo lo actuado es en beneficio de España y, claro está, velando por su integridad y evitando su ruptura. Se trata de un país harto frágil, que tiende a fragmentarse con suma facilidad. Amenazado por toda clase de peligros, en el punto de mira de los múltiples enemigos, dispuestos siempre a evitar su progreso, no de España, sino del grupo de personas con privilegios y prerrogativas arrastradas del pasado.

 

Desde que el PP perdió el poder, primero por una moción de censura y a continuación como consecuencia del resultado de las urnas, buscó motivos (quizá inventó) para incumplir su obligación constitucional de contribuir en el Congreso a la renovación de las instituciones caducadas. Si primero fue quien acabó fracasado, por entrar en conflicto con la lideresa de Madrid —no en vano fue la responsable de las redes sociales del perro de Esperanza Aguirre— por la denuncia de los negocios de su hermano del alma, cuyo mérito en lo que al esfuerzo se refiere consistió en quedarse con unas suculentas comisiones, por unas mascarillas que jamás llegaron. Basta con indagar en la hemeroteca —hay quien lo ha contabilizado— para comprobar los múltiples y variados motivos aducidos para no llevar a cabo la renovación del CGPJ.

 

El retraso en la renovación del CGPJ, que contribuyó a lo mismo con la renovación del TC, lleva visos de eternizarse hasta las próximas elecciones generales —las que probablemente se celebren a finales del año que avanza— habida cuenta el comportamiento del que viene siendo el principal partido de la oposición, que se postula, según las intenciones de voto, como el próximo de gobierno. Quizá sea ese uno de los motivos para propiciar ese retraso, aunque vistos los precedentes no es realmente ese el motivo, pues siempre ha sucedido así en las situaciones en que el PP es oposición.

 

El TC iba camino de lo mismo de no mediar el cambio de estrategia de uno de los sectores del CGPJ, que tras múltiples intentos con bloqueos internos logró desbaratar la estrategia del otro sector, aliado sin duda con quienes desde el exterior hacían lo propio con la renovación de dicho órgano. Finalmente, a pesar de los reiterados propósitos por dilatar tal procedimiento —más allá de los tres meses— fueron víctimas de su propia añagaza, fruto de la certera actuación del otro de los sectores. Quizá eso haya enrabietado aún más si cabe a Feijoo y sus adláteres.

 

Es cierto que, a fuerza de ser riguroso, tanto el que ahora es gobierno como el que es oposición, durante estos cuarenta y tantos años de democracia han permitido llegar a la situación actual, pues en ningún momento han procurado una fórmula capaz de evitar ese tendencioso bloqueo. Incluso, en lo que a la fórmula de elección de quienes formarán parte del mencionado órgano constitucional, no olvidemos que se trata del tercer poder del Estado, tras el ejecutivo y el legislativo. Ahora, entre las tantas disculpas pueriles, aflora también la relativa al modelo de elección. Obvian, nos toman por tontos quizá, que han tenido oportunidades de modificarlo por contar con la mayoría suficiente en el Parlamento.

 

En una de las ya cansinas declaraciones dijo: «Ofrecemos un proyecto sin etiquetas que recupere la política, la democracia y la regeneración de verdad», eso sí, sin concretar qué. De nuevo vuelven al humo que, aunque contribuya a la huella de C, nada ofrece para el general interés de esos españoles a los que gusta incluir en todas y cada una de sus intervenciones. En resumidas cuentas, que la renovación del CGPJ habrá de esperar, pese a la degradación paulatina de sistema judicial, con problemas en la sustitución en determinadas instancias judiciales por estar caducado el referido órgano. De todos modos, quienes tienen posibilidades podrían cambiar el procedimiento, incluso aguantando el griterío de quienes inducen a ello, por no cumplir con sus obligaciones, desbloqueando de una vez por todas la renovación de dicho Consejo.

 

Leonilo Molina Ramírez

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