A la mujer de hoy, en su Día Internacional
Siempre lo he tenido, más que claro; la mujer, como persona humana que es, no es, ni más, ni menos que el hombre; ambos disponemos de los mismos derechos. Sin embargo, por múltiples razones de índole social, cultural o religiosa, siempre han sido y siguen siendo, víctimas de diversas y odiosas discriminaciones.
Me consta que la mujer que conozco, la que ha compartido conmigo, área laboral y académica, además de ser emprendedora, ha demostrado sobradamente su avasalladora capacidad y potencial para destacar en cualquier ámbito, y mucho más aún en el referido nivel profesional, académico y laboral.
No obstante, me afecta sobremanera, el hecho de que se celebre un día especialmente dedicado a la mujer, porque para mí, en términos generales, ello significa, que continúan siendo discriminadas y oprimidas de diversas formas, a pesar de que se ha avanzado bastante en la aplicación de leyes contra la desigualdad y de los cambios positivos de conducta social e individual.
Hoy, podemos decir, sin duda alguna, que la mejor medida del progreso de los pueblos, no se determina únicamente por el grado de desarrollo de lo relacionado con lo científico o tecnológico, sino también, por la capacidad crítica y autocrítica de sus pobladores, así como por la libertad, igualdad y derechos humanos que se le reconozcan a las mujeres; esto es, en el acceso a las oportunidades de trabajo, de creación intelectual y artística, de participación política e intervención en los asuntos del poder, etc.
El genio, la lucha y la humanidad de la mujer estuvo siempre presente en insignes mujeres del pasado; y continúan estándolo en las mujeres del presente; no solo en destacadas mujeres, sino también en cada mujer trabajadora, luchadora, que día a día, a brazo partido, sale adelante forjándose un futuro mejor y el de su familia, en la mayoría de los casos.
El día internacional de la mujer trabajadora, así lo entiendo yo, se refiere a las mujeres comunes y corrientes como artífices de la historia que se esmeran en su lucha por participar en la sociedad en busca de la igualdad negada o restringida por el hombre; el mismo que lamentablemente olvidó y olvida; aunque los derechos de la mujer no se los tiene que ganar; ni mucho menos, nadie, se los tiene que otorgar; ya que los mismos, se hallan presentes en cada mujer, únicamente por el solo hecho de ser mujer.
Hombres y mujeres, como personas que somos, tenemos la obligación de contribuir con hechos, más que con palabras, a propiciar y difundir, hoy más que nunca, la igualdad de la mujer; pero que, dicho compromiso, así lo entiendo yo, deberá estar basado en los merecimientos, así como, en el desempeño de sus funciones y responsabilidades.
Por todo ello, hagamos verdaderos votos y compromisos para que el total reconocimiento de los derechos de la mujer se dé muy pronto en las mentes y corazones de las personas de todo el mundo.
Finalmente, termino, expresando mi saludo, reconocimiento y felicitación a todas las mujeres anónimas o no, del mundo entero.

































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