(116). LA BRISA DE LA BAHÍA: "El olvido feliz"

Desde que el olvido se ha convertido en mi verdadero y único compañero he sabido encontrar, a pesar de los tumbos dados, el camino para vengarme de ti.

Juan Ferrera Gil Lunes, 06 de Marzo de 2023 Tiempo de lectura:
El olvido. Foto: Juan FERRERA GILEl olvido. Foto: Juan FERRERA GIL

(…)

 

“No te creas que me has engañado. Desde que el olvido se ha convertido en mi verdadero y único compañero he sabido encontrar, a pesar de los tumbos dados, el camino para vengarme de ti. Y sin pronunciar palabra alguna. Sé de tus infidelidades desde el mismo día de nuestra boda. Con mi prima hermana. Y todas las que han sucedido en estos años que llevamos juntos. Pero, al final, la venganza se ha materializado: ya no me acuerdo de nada. No sé lo que has representado en mi vida; desconozco por qué vives en mi casa; no sé por qué te metes en mi cocina y manejas mis cacharros. Hace años que dejé de escuchar tus hirientes comentarios. Ni tu simpatía hipócrita me conmueve.

 

La venganza ha venido junto con el olvido: ya no eres nadie para mí y has perdido la capacidad de hacerme daño. ¡Con lo que te gustaba! Así que has tenido que atenderme, llevarme, cargarme, bañarme y acostarme porque al principio exageraba el no poder caminar ni valerme por mí misma: ¡no sabes cuánto disfrutaba! Bien es verdad que después la enfermedad avanzó, pero, al menos cuando fui consciente, me reía para mis adentros viendo cómo te comportabas. Y disfruté de lo lindo aquellos meses. Yo sabía que las infidelidades seguían su turno. ¡Y todavía me pregunto cómo es que aún “tienes leña para tanto horno”! Seguro que tomas algo, porque ya tú no estás para esos trotes.

 

¿Sabes lo que te digo? Que me da igual: como ya no te siento a mi lado, te has convertido en un auténtico extraño; ni siquiera has podido alcanzar la condición de vecino. Además, con este olvido que no cesa, solo te considero un disparate en mi vida. Lo único bueno que hemos tenido han sido los dos hijos, que, por cierto, ya no vienen por aquí. ¡Claro! Esta no es mi casa: por aquí deambula mucha gente en sillas de ruedas y con mascarillas. Yo también tengo una, quiero decir una silla de ruedas. Y me sirve para darte por saco.

 

Ya ves: mi forma de vengarme ha sido más bien tardía, pero ha venido, zoquete de mierda. Engreído parlanchín.”

 

(…)

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