
Este magnífico libro, editado por el Ayuntamiento de Arucas, en colaboración con Destilerías Arehucas, es una joya no solo de la investigación histórica, que también, sino de la música impartida y creada en nuestra ciudad desde 1855 hasta 2021.
Este excepcional trabajo que han realizado los investigadores Ramón Díaz Hernández y Francisco Suárez Moreno ha venido para quedarse y para dejar constancia clara y fehaciente de la labor musical desarrollada en nuestro municipio: labor que ha contado con innumerables músicos y directores que marcaron las diversas etapas de sus vivencias musicales: Arucas no es solo progreso agrícola y urbanístico: la diversidad musical de la ciudad es un elemento de capital importancia que las distintas bandas han sabido marcar y pautar debidamente. Y está bien que su historia se conozca y quede reflejada para que estudios posteriores amplíen esas etapas tan relevantes para la ciudad que las ha sabido acoger y que, en los últimos tiempos, acaso siempre haya sido así, han sido recibidas con el apoyo incondicional del resto de los aruquenses, que siempre han reconocido y apreciado “los buenos resultados” que este tipo de iniciativas han demostrado a lo largo de la historia.
Este ingente trabajo, meticuloso, serio y muy riguroso, ha contado con una destacada bibliografía, de la que se da cuenta en las páginas finales, así como con informantes orales y otros colaboradores, que de las manos hábiles de los dos escritores han sabido seleccionar y extraer las oportunas interpretaciones. Es una obra imprescindible en la historia local, pero su valor va mucho más allá: sus detalles, sus fotografías y el conjunto todo nos ha dejado con el paso cambiado y ha servido, y sirve, además, para desgranar, recordar y reconocer la labor de las personas que han sido, en distintas épocas, dignos representantes de las diferentes bandas de música. Y, desde luego, sin olvidar la labor de sus distintos directores, que no solo agrandaron su momento sino que, además, dejaron su impronta ya para siempre en la historia musical de la ciudad.
La obra, estructurada en diversos capítulos, es toda una muestra de organización histórica que de la mano de Ramón Díaz y Francisco Suárez, historiadores y enseñantes, ha arribado a puerto seguro. Estos “dos capitanes” no solo tienen los pies en suelo sino que se han puesto a escudriñar hasta la última nota musical escondida en esa partitura que ha marcado la historia de la ciudad. Está bien que se hable de todos ellos, pues, al fin y al cabo, representan la variada existencia de unas personas que aunaron sus fuerzas, sus deseos, sus conocimientos, en intentar entender unas partituras, un lenguaje musical que aún sigue sonando, como si un susurro fuera, en nuestras calles. Por fin el Ayuntamiento ha empleado el dinero público en una obra, en un libro, que significa mucho para la ciudad y, sobre todo, para aquellos que pertenecieron a las distintas bandas, en ocasiones, injustamente olvidados. Pero han venido al rescate dos historiadores serios, rigurosos, amenos y directos que nos han dejado una obra que, además de perfectamente editada y organizada, supone un paso adelante en el devenir histórico de Arucas. Un paso, sí, pero de gigante, acaso como el que representa la misma ciudad.
Ya desde el primer capítulo que, a modo de introducción, constituye una verdadera lección de historia, nos hemos quedado atrapado en sus líneas: conocer la historia de la ciudad de manera amena y ágil es toda una suerte para este lector, que siempre descubre “tantas cosas que no sabía”. Luego, el verdadero motivo del libro: las bandas de música: todo un detallado análisis desde 1855 hasta 2021, es decir, su nacimiento y evolución, de todas las bandas, hasta llegar a nuestros días. Pero, claro, dicho así parece poca cosa; sin embargo, sucede todo lo contrario: son tantos los detalles y los nombres de los que fueron músicos, y de los numerosos avatares habidos en la creación de las mismas, que este trabajo resalta por sí solo: su rigor es tan alto que precisamente por esa razón alcanza los mejores niveles.
Debe propagarse este libro, y no dormir en las estanterías de oscuros salones, puesto que es una auténtica joya, no solo para los distintos integrantes de las bandas que han sido, sino, también y además, para el público en general que, desde el mayor de los respetos, Ramón Díaz y Francisco Suárez han creado con cabezas perfectamente amuebladas. Todo este trabajo es el resultado de una gran obra colectiva; quizás por eso lo hemos leído con tanta pasión lectora: solo ha bastado el paso del tiempo para comprender el horizonte amplio y diáfano de las distintas bandas de música. Y hemos aprendido de todo: distintas formaciones, diferentes tiempos y componentes, directores que marcaron señaladas etapas y, al final, como un acorde más, la historia musical de una ciudad que cada día se pone en marcha con el íntimo deseo de dar un paso más y avanzar.
Como el que ahora han conformado Ramón Díaz y Francisco Suárez, que han sabido dirigir la orquesta de la historia. Que no es poco.
(enseñARTE, 70)
Juan FERRERA GIL































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