Creo que soy cíclico, un bicho aséptico,
me encanta el círculo de los eclécticos.
Me veo minúsculo como un coleóptero
y ante el crepúsculo te planto un ósculo.

Soy cual molécula con muchas máculas
y como féculas porque son gástricas.
Me van los cítricos, también las pláticas
y soy orgánico de alma volcánica.

Amo lo lúdico y lo fantástico.
No soy excéntrico, tampoco drástico.
Gozo la música, soy todo rítmico 
y encuentro estético el baile clásico.  

Creo que es caótico ser muy romántico.
El sexo es  lógico  e incluso mágico.
Me va lo erótico porque es magnífico
y sicalíptico y hasta selvático.

Odio lo bélico, que es terrorífico.
Resulta trágico, algo fatídico.
La guerra es táctica y numismática
 y no es armónico ondear la esvástica.

Mundo económico y cibernético,
poco ecológico y psicodélico.
También poético, tal vez idílico,
cruel y esotérico, negro y onírico.

Mundo estrambótico, tan enigmático,
tan esperpéntico como dogmático,
psicosomático, ideológico,
peripatético y escatológico.

También telúrico, chiripitifláutico,
apocalíptico y extragaláctico.

Poema: Quico Espino

Foto: Ignacio A. Roque Lugo