Olas. Imagen: Juan FERRERA GIL“Me he puesto a jugar con el móvil. Como pueden apreciar, yo también he sucumbido y ya, por momentos, ni me reconozco.
Además de no disfrutar del paisaje que tengo enfrente, la pequeña pantalla me tiene absorbido. Y si a mí me pasa, comprendo ahora mucho mejor cómo los jóvenes no apartan los ojos ante el enorme poder de atracción que el móvil ejerce en ellos. Y también he tenido que acostumbrarme a los nuevos significados de las palabras. En mis tiempos, la verdad, un móvil era una estructura ligera y llena de color que se colgaba del techo y que en su continuo movimiento nos ofrecía todas las caras posibles de aquellos dibujos llenos de colores. Hoy ya nadie se acuerda de eso.
Ocurre lo mismo con las olas del mar, que no tienen memoria.”
Juan FERRERA GIL
































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