Alejandro Cabrera Ortega
Alejandro Cabrera Ortega, natural de Gáldar, vive en el barrio Lomo San Antón, justo en la parte trasera de Las Cuevas de Facaracas. Estudió en la Escuela de Arte en Las Palmas, posteriormente, hizo el Ciclo Superior de Gráficas Publicitarias y de ahí da el paso a la carrera de Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo de Producto. Todos estos estudios se engloban en diseño ya que es un abanico tan amplio y versatil.
Desde pequeño le encantaba el dibujo, el diseño y el colorido. Gracias a dos profesores del Instituto de Gáldar encontró su vocación y fueron ellos los que le ayudaron a progresar. Agradece a sus padres y amigos su trayectoria artística que le han apoyado bastante y dice que los comienzos nunca fueron fáciles. Basa su trabajo en la creatividad con variables para que la opción sea la más correcta. Cuando se le encomienda un trabajo entra en muchas variables, a veces es fácil porque conectas bien con el cliente otras veces no. En la pintura, destaca la creatividad porque es diferente y la gente no puede imaginarlo de esa manera.
Es un trabajador autónomo, trabaja por su cuenta y realiza trabajo prácticamente por todo el mundo. En estos momentos está con un trabajo que tiene que enviarlo a Sudáfrica, es una cadena, ya que empiezas con un trabajo pequeño que mediante un amigo lo traslada y puede, como es el caso, que le interesa a una empresa sudafricana y contacta conmigo. Muchas veces le sale más barato por la distribución y esa es la forma en la que se me encarga, también porque valora la calidad del trabajo y el coste.
La demanda de trabajo en las Islas es poca, no entiende como en su zona de influencia, se contrate a gente de fuera antes que los que son del lugar. Se cumple a veces el refrán que dice “nadie es profeta en su tierra”, tiene mayor proyección laboral fuera o se le valora mejor. Y no solo habla de él sino de muchos compañeros, artistas, diseñadores, costureros etc. Esta profesión tiene bastante futuro, los costes están en función del tamaño, del objeto a trabajar y tiene que bajar mucho los precios para tener clientela. Un mural no se cobra lo que se debería, ha subido todo y ese gasto se reparte entre el profesional y el cliente, su objetivo es que el cliente quede satisfecho con la obra y con el dinero que paga.
Al encargar un trabajo hay una conversación previa que está sujeta al encargo, las horas que se emplea y lo que quiere el cliente y de ahí se obtiene el valor o el precio. Valora mucho lo que quiere el cliente, es un lienzo en blanco y a partir de ahí va surgiendo su forma de actuar que la fundamenta en la creatividad, hace unos años hizo una obra en Gáldar con dos señoras que trabajaban en los tomateros y cuando sus familiares la vieron, entraron en lágrimas por la emoción de ver e identificar a su familia.
En Gáldar tiene pocas obras, hay muchos grafitis suyos en los alrededores. Se siente muy orgulloso de más de once años en la profesión, comenzó con serigrafías textiles, que fueron enviadas a Australia y Nueva York con una exageración de envíos. Alguna vez pierde el sueño, al levantarse de madrugada por tener una idea que le viene de algún diseño y a esa hora se pone a trabajar, hace una media de 12 horas diarias de trabajo, no le queda otra, es diseñador y debe cumplir con su profesionalidad. No tiene vacaciones, le falta tiempo incluso para hacer deporte.
Todos los trabajos se pueden mejorar, se puede constatar con él a través de las redes sociales y se pueden ver su gran cantidad de obras colgadas para que valoren su trabajo profesional creativo y versátil como diseñador y artista.
Galería de fotos con algunos de sus proyectos que ha realizado en su trayectoria profesional.































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