Una plaza con nombre propio, que es sinónimo de participación ciudadana

Opinion

moisesopinionCualquier plaza, donde quiera que sea, se convierte con el paso del tiempo en un lugar de encuentro, más allá de un espacio urbano, sin lugar a dudas es testigo mudo de los acontecimientos más importantes e históricos en los ámbitos: lúdicos, culturales, religiosos, festivos, deportivos, amorosos, etc., sin obviar que es un lugar de encuentro para todas las generaciones; donde los niños juegan y crecen, donde los adolescentes pasan tiempo de distracción con sus amigos, donde los adultos leen o conversan tranquilamente en un banco bajo un árbol, o donde las personas mayores hacen su jornada de actividad física diaria. Estas son solo algunas de las actividades que se me ocurren, pero como es sabido, son muchos más lo motivos por lo que la gente acude a este espacio tan apreciado por la ciudadanía.

Quizás, sería conveniente saber que una plaza es un espacio urbano público y descubierto, donde se realizan cantidad de actividades. Las hay de todas las formas y tamaños, construidas en todas las épocas, dicen los entendidos que no hay ciudad, pueblo o barrio, en el que no haya una.

Por su relevancia y vitalidad dentro de la estructura de cualquier núcleo urbano se las considera también como salones urbanos. En resumen, sirven y se utilizan para cualquier acto público imaginable que se quiera celebrar.

Las plazas son por excelencia el centro neurálgico de la vida urbana, en ellas se suelen establecer los monumentos más significativos del territorio al que pertenecen.

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Un grupo de personas en el año 1977, tuvieron la acertada idea de poner la maquinaria en marcha, con el claro objetivo de crear una Asociación de Vecinos, fruto de esa idea e ímpetu, es lo que conocemos hoy como la Asociación de Vecinos “Amagro” de Barrial. Una vez que se constituyó como tal, la junta directiva con José María Rodríguez Quintana como presidente, se puso manos a la obra para dotar al barrio de unas infraestructuras sin precedentes y, digo sin precedentes, porque hay quien afirma y sostiene que es una de las de entidades vecinales que mayor y mejor infraestructuras posee en Canarias, dato este que no he podido contrastar.

Lo primero que hay que buscar para poder construir algo, es el terreno donde se va a establecer el inmueble en cuestión, como no podía ser de otra manera,la mencionada entidad no poseía el terreno, ni las pesetas necesarias para la adquisición del mismo, con lo cual, buscaron los medios para poder adquirir el terreno.

El Ayuntamiento de Gáldar jugó un papel fundamental y trascendental para que Barrial tuviese el espacio necesario, hacía falta nada más y nada menos que 9200 metros cuadrados para construir el “Complejo Barrial”, porque para quien no lo sepa, así es su nombre.   El proyecto fue elaborado por el Cabildo de Gran Canaria en la persona del arquitecto Eulogio García Conde. Por lo expuesto, el ayuntamiento llegó a un acuerdo con un vecino del municipio de Gáldar e hizo una permuta del terreno actual del conjunto arquitectónico que conforman: la plaza, la Asociación de Vecinos, la Iglesia de Nuestra Señora de Los Desamparados y la cancha deportiva, por unos que pertenecían a la entidad local en la zona conocida como El Sobradillo. Una vez firmada la permuta, el Excmo. Ayto. de Gáldar cedió los terrenos en uso y disfrute a Barrial mediante la Asociación de Vecinos.

En el año 1980 comenzó la obra, se empezó por la plaza, se adjudicó a una empresa que por desgracia no terminó la construcción, por lo que hubo que adjudicarla a una nueva constructora.

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En marzo de 1983 la plaza de Barrial ya era una realidad. El mencionado inmueble es de forma cuadrada, rodeada por jardines en sus bordes, excepto donde se encuentran los accesos al mismo. Además, posee unos bancos de metal, está dotado de las correspondientes luminarias, con algunos puntos de agua de abasto que se utilizan mayormente para el regadío de la flora que allí vive tanto en los bordes de la plaza como en los parterres que están situados en el interior de la misma.

Anteriormente en la introducción apunté que en las plazas es usual encontrar un monumento que la preside, por lo que allí también podemos hallar esta similitud, ya que, la preside una estatua, que tiene que ver con la idiosincrasia del barrio, más adelante entraré profundamente en este aspecto. 

Por norma general, se suele reconocer la valía de las personas que juegan un papel destacado en el movimiento vecinal y asociativo, por ello es usual encontrar: calles, plazas, paseos, monolitos, etc., que hagan referencia a las personalidades que han trabajado por y para su zona de residencia, con el claro objetivo de convertirla en un lugar mejor donde vivir y donde estar cómodos. 

En el pregón que realizó en el año 2001 José García Moreno, más conocido cariñosamente como “Pepe el de Yoya”, sin que nadie lo esperase, hizo una petición antes de terminar su discurso y dar el pistoletazo de salida a las fiestas de aquel año en Barrial. No fue otra que; se rotulara la plaza de Barrial que era como se conocía en aquel entonces, con el nombre de: José Rodríguez Quintana, más conocido entre la vecindad como “Pepe el de Kika”. Esta petición no cayó en saco roto, puesto que fue atendida por el Ayuntamiento de Gáldar y, fue llevada a sesión plenaria ordinaria, celebrada el veintisiete de septiembre de 2001, donde se adoptó por unanimidad del Pleno, nominar la plaza de Barrial con el nombre “Plaza José Rodríguez Quintana”, la cual fue rotulada con el nuevo nombre el 6 de diciembre del mismo año, día ese muy importante en el barrio, por la celebración del día de la Constitución Española.

En el año 2002, el Club de Leones de Gáldar, donó a Barrial un monumento realizado por el ya desaparecido artista galdense Borges Linares, el cual recuerda al legendario grupo folclórico “Los Viejos de Gáldar”, conocido también como “Los Viejos de Barrial”.  Dicha estatua mantiene vivo el recuerdo de aquel extraordinario grupo de baile, que marcó una forma de bailar única y exclusiva en Canarias, donde se ponía de manifiesto las más ondas tradiciones y forma de vida de aquellos años.

La estatua se ha convertido en atractivo para la plaza y Barrial, así lo constatan las numerosas personas del mundo del folclore de Canarias que llegan a la Plaza José Rodríguez Quintana a fotografiarse con la estatua de Los Viejos de Gáldar y, revivir la importancia y el papel trascendental que jugó el mencionado grupo en la conservación y transmisión de nuestra cultura tradicional.

En diciembre de 2021, se cumplía el 20 aniversario de la rotulación de la plaza de Barrial con el nombre “Plaza José Rodríguez Quintana”, hecho esté de suma importancia, ya que, Pepe el de Kika ha sido una persona que ha luchado para que Barrial sea un lugar mejor, convirtiendo su  barrio con el apoyo de tantas otras personas, en un lugar donde tantos otros se han reflejado para crecer asociativamente.

El pasado mes de septiembre de 2021, anunció que se retiraba de la presidencia de la Asociación de Vecinos, cargo este que ostentó durante más de 40 años.

Sin miedo a equivocarme, hoy afirmo que Pepe ya es historia viva del municipio de Gáldar y que su legado, trabajo y gestión será recordado para siempre en Barrial y Gáldar, no solo porque la plaza de su barrio del alma lleve su nombre, sino porque su huella está visible.

Todo el mundo no puede decir que tiene  una plaza a su nombre, pero mucho menos puede presumir de haber dedicado su tiempo al servicio de los demás, con el claro objetivo de convertir Barrial en un lugar mejor para sus vecinos y, haber hecho del barrio, un lugar sostenible para las generaciones venideras, porque Barrial no es efímero, Barrial es un barrio con el gen asociativo en el ADN de sus vecinos, gracias al trabajo infatigable de Pepe y tantos otros, que han tenido el común denominador de hacer de Barrial un lugar mejor para el presente y  el futuro. 

En ocasiones, no se valora a las personas que uno tiene a su día a día, bien dice el refrán popular que nadie es profeta en su tierra. Por contra, debo decir que Barrial ha sabido reconocer su trabajo e implicación, no por el gesto público de dedicarle la plaza del barrio, sino por el respeto, la admiración que le profesan y el significado que su persona tiene para todos sus vecinos.

Moisés Aday Rodríguez Gutiérrez.


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