On est ensamble (estamos juntos)
Cuando el jueves 26 de noviembre de 2020 pisé por primera vez Waikiki, nunca pude imaginar lo que cambiaría mi vida desde aquel día. Recuerdo la incertidumbre por el gran reto que tenía que afrontar, nada más y nada menos que, coordinar y dirigir el mayor centro de Emergencia Humanitaria de Europa; 5 torres, 1400 usuarios, 35 trabajadores y 1 maestro de Humanitaria en cubierto que, dicho sea de paso, alguien con formación social, con una vocación incalculable y un líder único, de esos que crean escuela y que es capaz de contagiar a todos con sus convicciones y su gran corazón.
Debo reconocer que está loco perdido, pero detrás de esta fachada joven y desenfadada, se encuentra un diamante en bruto, del cual vaticino que llegará a ser alguien grande en Humanitaria. Gracias maestro Herrera por tu lealtad, sabiduría, amistad y cariño, por esos valores que me has inculcado, pero, sobre todo, por enseñarme a amar mi trabajo, sin prejuicios, sin ideas infundadas, con el único objetivo de que miles de personas tengan un poquito de dignidad en sus vidas. Aunque vas a continuar en el equipo, creo que este es un buen momento para mostrarte mi gratitud, respeto y admiración.
Volviendo al apartado de los 35 trabajadores, recuerdo aquel primer día como algo caótico, un desastre, algo incontrolable, no había terminado el desayuno y ya me quería marchar. Me viene a la memoria que le dije a Herrera, “en menudo marrón nos han metido, esto no lo mete a viaje nadie”, ¿confirmamos? confirmamos. Sin embargo, le comenté… “voy a ver de qué manera podemos organizar esto” y, así fue, poco a poco aquello fue tomando forma y lo que parecía un caos, ya tenía cierto orden y organización, pero no era por casualidad, ni porque yo fuese un lumbreras, era porque teníamos un equipo extraordinario, un grupo de mujeres y hombres con unos valores y unas ganas de ayudar infinitas, seguro que con otro equipo las cosas hubieran sido muy difíciles.
Debo confesar que los perfiles eran muy dispares entre sí, pero ese fue uno de los secretos para que aquello funcionara, sin dejar atrás valores tan importantes como la entrega, la lealtad, el amor a nuestros chicos, la faceta de madres y padres que muchas veces se ejecutaba de manera innata, la mano dura cuando fue necesaria, la sonrisa, la empatía, la escucha activa, la entrega, la dedicación, la lucha por causas justas y tantos otros que sería imposible enumerar.
Aquella aventura duró 4 meses, un periodo que a todos nos marcó de forma especial, nos hizo crecer, es más, me atrevo a decir que nos inculcó valores, nos hizo tomar otra conciencia de la vida, a valorar más lo emocional que lo material, pero, sobre todo, nos ayudó a entender que en ocasiones un té es más efectivo que un Paracetamol, que un apretón de manos es más eficaz que un Nolotil, que un alma destrozada no se recompone fácilmente pero que un café y una conversación con un francés básico, es capaz de hacer olvidar el peso de una mochila cargada de vicisitudes, una mirada es el nexo perfecto para unir dos culturas tan distantes entre sí, dos corazones que no se conocen de nada, pero con el común denominador del cariño, la admiración y el respeto mutuo por bandera.
Cuando marzo de 2021 casi alcanzaba su ecuador, tuvimos que cerrar Waikiki, muchos compañeros se quedaron en el camino, puesto que no había sitio para todos en el campamento Canarias 50. Cierto es que pude rescatar un número bastante significativo de compañeros para afrontar el nuevo reto, que era nada más y nada menos que dirigir un campamento de emergencia en Ayuda Humanitaria, una experiencia nueva con mucha incertidumbre y, sin embargo, había algo que me daba tranquilidad, el poder contar con mi gente, predecía que todo sería más fácil.
Esta aventura ha durado poco más de un año, un periplo de mucho crecimiento, de mucho aprendizaje, pero también de crear vínculos y de construir la gran familia que hemos formado. Cierto es que estoy muy triste y preocupado por la gran pérdida profesional que nuestro equipo ha sufrido, pero por lo más preocupado que estoy, es por los usuarios, los cuales no entienden que mamá Carmen no va a venir más, que Neri no le va a servir el té, que Cristian no le quitará la jaima cada mañana, que Trujillo no los llevará a comisaría, Fran ya no estará para llevarles al estudio fotográfico o que el pequeño Ale no irá a llamarles para decirles que el patrón los está buscando.
No tengo palabras de agradecimiento y de admiración hacia cada uno de ustedes por todo lo que me han regalado a mí y a nuestros usuarios, de manera muy superficial les voy a contar lo que me han aportado en este tiempo:
Carmen: la sabiduría, que las cosas se pueden hacer de mil formas, aunque no se deban hacer, siempre hay que mirar que nuestros chicos estén bien y, que, las cosas más insignificantes son las que verdaderamente importan.
Nere: la lectura entre líneas, el saber escuchar, la preocupación y el control personificado. La del turno de mañana, la que más me aguantó, una mujer íntegra de esas que ya escasean.
Trujillo: el compañerismo, la seriedad, el respeto, la lealtad, el de la conciencia, el intachable, pero también el que compra chocolatinas y refrescos a los usuarios cuando se los lleva fuera.
Fran: el literal, y digo literal porque se toma todo al pie de la letra, de esos trabajadores que cualquier jefe querría tener en su equipo. Eso sí, de fiesta ni de coñas.
Cristian: el “petit patrón”, de esos trabajadores que sustituyen al jefe cuando él no está, mis ojos cuando no estoy en el campamento.
Alejandro González: el crecimiento personal y profesional, el benjamín de la familia, de esos trabajadores jiribillas.
Guacimara: la tranquilidad, el sosiego, mujer de pocas palabras, pero cuando habla, agüita, de esas mujeres experimentadas y con un gran bagaje personal detrás.
Estela: una mujer con carácter, con mucho sentido de la responsabilidad y con mucho saber estar.
Elio: un hombre que la vida y las circunstancias lo han hecho madurar antes de tiempo, un joven con grandes capacidades, de esas personas que parecen que no saben nada, y, sin embargo, tienen un potencial extraordinario.
Carolina: una trabajadora de campo nata, de esas jornaleras incansables con una capacidad de trabajo a la que muy pocos llegan.
Matilde: es de esas personas cercanas, implicadas, con gran empatía y con unos dotes profesionales muy palpables en su día a día.
Tanausú: el último en llegar a nuestra familia, en pocos días se contagió del buen rollo y de la capacidad de trabajo del equipo, un hombre que pasa desapercibido, pero que cuando no está, se le echa de menos.
Hoy no puedo dejar de recordar a otras compañeras que han pertenecido al equipo y que también han dejado su recuerdo en nuestra familia, como son: Ciara, Selena, Jana y Melba.
Mi reconocimiento y admiración para el equipo sociosanitario, conformado por grandes profesionales de lo social, hombres y mujeres con unas dotes incalculables, como son: Yasmina, Noemí, Tamar, Gema, Erika, Helena, Kira, Elena, Miriam,y Diego.
Las despedidas son duras, pero es ley de vida, hoy toca despedir a un grupo de profesionales sin precedentes, que han hecho una labor ardua, atreviéndome a afirmar sin miedo a equivocarme, que no son conscientes de lo que han hecho, ya que, han contribuido a paliar los efectos de la crisis migratoria actual. Cada uno de ellos ha contribuido con su profesionalidad a que miles de personas tengan una vida mejor, que hayan conseguido su sueño.
Antes de terminar, no puedo dejar de volver a recalcar con especial énfasis mi agradecimiento a cada uno de ustedes, por haberme hecho crecer profesionalmente y emocionalmente, por haberme contagiado de la brillantez profesional de cada uno, consiguiendo hacerme la labor más fácil. Mis mejores deseos para cada uno de ustedes, esperando que pronto puedan seguir desarrollando las cualidades profesionales en cualquier colectivo. Por otro lado, confío y espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar en lo laboral pronto, porque en lo personal seguirán unidos. Por ello hoy me atrevo a hacer mía esa frase tan sincera y reconfortante que utilizan nuestros usuarios cuando se van, ese momento en el que se suben a la guagua para emprender un nuevo camino y lograr sus objetivos…hablo de la famosa frase “on est ensamble”, que viene a significar “estamos juntos”.
































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