Un poema a Miguel Hernández en el 80 aniversario de su muerte

Opinion

                                En la trinchera del perdedor

Tú, pastor en peñascales, que transitabas

senderos de arcilla con boñiga de cabras:

deja que los pájaros muertos derramen

sobre mi lecho el regalo de tu arrullo.

Tú ­–campesino que festejabas el manar

de las ubres, las deidades de los álamos,

las estaciones, los cadáveres que se detienen a respirar

– no dejes que mi vida se nutra del llanto

que nadie pueda oír. 

Marido en la trinchera del perdedor,

me dijiste: tengo miedo de confidentes

que tiranizan las entrañas,

enmudecen la palabra, arrebatan la vida.

Pelotón de fusilamiento, ellos, los verdugos.

No temas, compañero del alma, compañero,

te despediré del sol y los trigos,

de la amarga cebolla que alimentó

sueños de justiciay amanecer de libertad.

Y en la penumbra, yo, Josefina te dejaré

rozar mi vestido, disfrutar los escalofríos,

los miedos de aquel primer amor,

en que chapoteabas el fuego estéril de la vida,

compañero del alma, compañero.

foto grupo MIguel Hernánez

                                                    Rosario Valcárcel
         Poema creado para la exposición colectiva de pintura a Miguel Hernández. Comisariado por Diego Casimiro. Titulada  75 años después.

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