Hay personas que siempre tiene algo que decir y Marisol Collado es una de ellas. Escucharla es renunciar al tiempo porque su verbo es tan prodigioso y sensato que engancha desde el primer momento. Ha sido una enorme suerte poder contar con sus palabras y sus reflexiones: a nadie deja indiferente. Por eso personas como Marisol Collado Mirabal nos resultan imprescindibles. Estas son sus palabras; no se las pierdan.
PREGUNTA: ¿Por qué le ha dado por escribir novelas? ¿O era algo que tenía en espera?
RESPUESTA: No sabría contestar, desde siempre me gusta escribir. Con 10/12 años escribía letras de supuestas canciones de amistad y de amor. Después vino la Filosofía y después los artículos políticos. Paralelamente me inventaba fantasiosamente historias, cuando estaba a punto de dormirme o mientras iba en la guagua imaginando las vidas de las personas desconocidas con las que me encontraba. Supongo que era una cuestión de tiempo que cuajara una novela siendo, además, el género literario que más me gusta. Podría considerarse un reto. En 2003 había empezado lo que podría entenderse como el embrión de esta novela, fue tras un desengaño amoroso y mi segunda decepción política. Tras entrar en el IES Cabrera Pinto, mi inspiración y la trama de lo que había previsto dio un giro dando a luz Los Cuadernos de Fagagesto. Escribir ha sido para mí una afición y un desahogo, un instrumento de expresión potente que me permite canalizar emociones y pensamientos y reconquistar los mismos espacios una y otra vez.
P: ¿Qué ha pretendido con este relato de mujeres?
R: Pretendo visibilizar, que es una forma de lucha. Hay muchas formas de luchar, poner luz en historias ocultas, más bien ocultadas, es una lucha sostenida y duradera en el tiempo.
Suelo decir que “llegué tarde” al movimiento feminista. Con ello quiero expresar que mi militancia siempre fue en la ecología, educación… Esta forma de militancia feminista es gratificante.
P: Es usted enseñante. ¿Qué valor le concede a la Educación dentro y fuera de la novela?
R: La novela es atravesada por tres ejes imprescindibles: mujer, memoria histórica y educación. La educación es mi ocupación y mi preocupación. Me he dedicado a ella desde casi todas las facetas posibles, desde la docencia, obviamente (en los institutos de Vecindario, Tomas Morales en Las Palmas, Domingo Rivero, Arucas Domingo Rivero, Óscar Domínguez y Cabrera Pinto) en cargos pedagógicos (directora, jefe de estudios…) la Administración autonómica (Responsable del Servicio de Renovación, y Directora General de Personal) Delegada sindical, Concejala, directora del CEP… 35 años, 1 mes y, en el momento de escribir estas líneas 6 días y unas horas, 8 años fuera del aula. Entré con 23 años, más tiempo en la enseñanza que fuera de ella…Soy una vocacionada de la didáctica de la Filosofía y de la adolescencia… La novela es un reflejo de lo que soy, nada más puedo decir.
P: ¿Por qué se ha ido a Fagagesto?
R: Fagagesto es para mí una ruta emocional. Su paisaje me serena, me produce una sensación infinita de paz, me pareció el lugar ideal para contextualizar la novela. La cuna del queso de flor es otra gran razón.
P: En esta travesía nueva de escritora, ¿ha venido para quedarse?
R: Me encantaría… necesito tiempo, solo eso. En la vida, la educación, las mujeres y la Historia hay muchas historias que contar y yo muchísimas ganas de contarlas.
P: ¿Se ha autoeditado la novela? ¿Cómo le ha ido?
R: Es una solución rápida para saber si tu historia puede resultar atractiva literariamente pero tiene muchos sinsabores. Agradezco al Cabildo, al Consejero de Presidencia, Teodoro Sosa, a su vez alcalde de Gáldar su apoyo, a través de una subvención como proyecto de carácter singular reconociendo los valores de la novela.
P: ¿Qué le sorprende cuando trata directamente con los lectores?
R: Las perspectivas de las personas que han leído la novela son muy enriquecedoras. Me sorprende ese diálogo que tuvieron conmigo en los momentos que dedicaron a la lectura de mis historias. Me gusta imaginar a veces esos momentos y los sentimientos que les produce. Esta nueva experiencia en mi vida, esta nueva manera de relacionarme con propios y extraños es un universo repleto de posibilidades, más “íntimo” que otras experiencias como la enseñanza o la política.
Tengo que confesar que me sorprendo cada vez que alguien me dice que le gustó, me produce cierto rubor.
P: Ha ejercido usted múltiples tareas, tanto administrativas como políticas; sin embargo, siempre regresa al aula. ¿Por qué? ¿Acaso le pone los pies en suelo?
R: No sé cómo explicarlo sin parecer pedante o autosuficiente. No entiendo que pueda ser de otra manera, Soy docente, lo demás no es mi profesión, son retos, aprendizajes, experiencias, pero no es mi profesión.
Hay una frase por ahí que dice que uno vuelve a donde es feliz. La docencia es el lugar donde soy total y absolutamente feliz. Y cuando digo docencia digo el aula, el alumnado, la vida en pasillos y patios, ninguna de las parafernalias que la acompañan. Con todos sus sinsabores soy una apasionada del despertar adolescente al saber. Tengo la inmensa suerte de enseñar a filosofar, como recomienda Kant, el sapere aude cobra todo el sentido en los chicos y las chicas.
No voy a esconder que me encanta la gestión política, que han sido experiencias de aprendizaje vitales y, lo más importante: que he conocido personas en altos cargos y en equipos de trabajo que te hacen recuperar la fe en la actividad política y en la administrativa, y que se convirtieron en amistades para toda la vida. También me tengo por una persona comprometida que cree que si se quiere cambiar las cosas hay que implicarse. Pero no es mi vida, ni son las actividades que deseo hacer de forma más o menos permanente. Creo que eternizarse en política te aleja de la realidad, creando unas vidas paralelas, burbujas de poder.
Una vez he dimitido por no estar de acuerdo con decisiones de superior orden jerárquico, otra vez me invitaron a marcharme, otra vez los resultados electorales me hicieron tomar la decisión de dejarlo, otra vez me cesaron… en ninguna de esas ocasiones me “reenganché”; en algunas me ofrecieron otros puestos, en otras no pero tampoco lo pedí, en todas tuve claro que me volvía a “donde soy feliz”, a mi profesión.
P: ¿Tiene futuro la Educación en Canarias? ¿No está demasiado burocratizada?
R: La educación en Canarias tiene un potencial espectacular, pero me tiene tremendamente preocupada cuando estoy a un año de la jubilación. La burocracia nos aleja de lo importante y de lo urgente. Parafraseando a Lennon, la enseñanza es lo que sucede mientras escribes papeles destripándola. Además hay otros factores que están minando la enseñanza: la desconfianza en los profesionales desde la sociedad y desde la Administración (demagógicamente verbalizan un apoyo que luego desdicen en resoluciones y decisiones, es el caso de la cacareada autonomía de los centros y del profesorado); el cuestionamiento de las familias que no reconocen al profesional y los atrevimientos del alumnado (el otro día cuestionaban la necesidad de estudiarse la tabla periódica de los elementos químicos) la escasa resistencia a la frustración que manifiestan los adolescentes fruto de una educación donde se ha borrado la palabra no; el empeño en “gameficar” todo el aprendizaje reduciéndolo a la mínima expresión; la tecnocracia, que ha dejado en manos de personas que llevan muchos años sin contacto con el aula, decisiones pedagógicas fundamentales, haciendo de la enseñanza un círculo vicioso de la norma a los informes, de los informes, a la norma. La formación de los nuevos funcionarios y de los equipos directivos está centrada en reproducir un sistema centrado en los papeles, alejado del alumnado. Es insufrible la cantidad de papeleo para explicar por qué un alumno no supera una materia, que iguala al que no puede con el que no quiere.
Sí, claro que tiene futuro, solo que el extremo de este movimiento pendular está durando demasiado.
P: ¿Y sus gustos literarios por dónde se decantan? ¿O los mezcla con los filosóficos?
R: Me encantan las novelas y los ensayos o investigaciones con temática histórica y sociológica, me gusta la divulgación científica. La Filosofía “Pura” la tengo un poco aparcada, salvo en lo referente a la didáctica.
P: ¿Cuándo escribe? ¿Sigue algún método o costumbre?
R: Soy tempranera, me gustan las primeras horas de la mañana. Me siento ante el ordenador y redacto o investigo en bases de datos, consulto bibliografía. Jable, el archivo de prensa digital de Canarias que incluye prensa y revistas de información general digitalizadas por la Biblioteca de la ULPGC, es un instrumento excelente, por ejemplo. Me he descubierto como fan de la vida cotidiana de tiempos pasados y he despertado mi faceta de “estudiosita”.
Paralelamente siempre llevo una libreta en la mochila o en el bolso, escribo en salas de espera, mientras el alumnado hace exámenes, cuando las reuniones se hacen pesadas…
P: ¿Está satisfecha con esta primera novela?
R: Mucho más de lo que jamás pensé.
P: ¿Para cuándo la segunda? ¿De qué tratará?
R: Estoy inmersa en relatos cortos, pero con la misma columna vertebral: Historia, Memoria Histórica, Mujer, Educación. Querría que la pareja Julia/Martina se convirtieran en unas antiheroínas de temas imprescindibles.
P: Por último, añada lo que desee.
R: Me gustaría volver a reconocer a las personas que ponen sus nombres junto al mío en la novela: Cristina Torres Collado (arquitecta multidisciplinar, autora de la portada) Tere Sosa Cruz, (maestra, autora del prólogo) y Antonio Melián Vega (geógrafo, responsable de las maravillosas fotos que ilustran el libro). Quiero agradecer a las personas que han leído mi novela y a las que me han hecho llegar su valoración, como el magnífico artículo de este entrevistador. A mi pareja, sin su apoyo personal y logístico no hubiera sido posible, a mi familia y amistades por su apoyo. Reconocer, una vez más, al Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria y a Teodoro Sosa por el reconocimiento a los valores de esta novela.
Agradecemos profundamente las palabras de Marisol Collado que, a pesar de la distancia, sirven para encontrar sentido a las cosas.
Así que desde Infonortedigital.com reiteramos las gracias más sinceras.
Juan FERRERA GIL
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