Un rayo de sol se plantó en el caserío, como destacándolo; sin embargo, fue un rayo de sol que se desplazaba rápidamente con el movimiento del alisio, en el que las nubes, a modo de persianas en el cielo, iban matizando toda la ciudad en su vaivén de abrir y cerrar. A pesar del fresquito de la mañana, el otoño aún no se había posicionado: solo rastreaba el lugar como esperando el momento oportuno; momento que define los instantes; instantes que se difuminan en la acuarela de la ciudad; ciudad que, acotada en un lienzo, el artista refleja con delicados matices de colores como si fueran palabras; palabras eternas que, al ser pronunciadas y escuchadas, anuncian que siempre debemos mirar hacia arriba.
Así que el momento en el que tomamos esta imagen se ha guardado para siempre. Es posible que olvidemos, dentro de algunos años, el contexto de la foto; sin embargo, perdurará entonces que aquella mirada de aquel instante valió la pena: fue como atrapar la felicidad. De lo que se infiere que un rayo de sol aparenta más de lo que pensamos: es capaz de hacer hincapié en el paisaje de cada día que, de tanto verlo, ya ni atención le prestamos. Y sucede que ese paisaje, tan cambiante, mantiene un diálogo en la distancia con el aficionado fotógrafo, que, de momento, no se cansa de mirar.
Y, además, consciente es de que sus imágenes nunca llegarán más allá de este PHOTOTEX que Infonortedigital ha dispuesto como espacio de libertad y sinceridad creativas. Porque aquí, en este medio que nos acoge, respiramos tal y como somos: imperfectos. Y desde esa misma imperfección sobresale nuestra manera de ser y pensar.
Por eso “el rayo de sol” lucha contra el olvido.
Juan FERRERA GIL
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