Siguiendo con la historia del Sardina C.F., ideada por una plataforma de exjugadores, directivos, que jugaron en este club hace bastantes años, con la intención de realizar un macro encuentro después de muchos años sin verse, entendiendo que son varias generaciones atrás, con la finalidad de conocerse, intercambiar impresiones, recordar aquellos tiempos muy diferentes, con menos medios que los de ahora, poder contar y disfrutar de aquellos momentos bonitos que les uniera jugando al fútbol, es todo una buena intención la que justifica del objetivo de esta plataforma en la memoria de este club con 73 años de existencia.
Ya se anunció el pasado lunes en la primera entrega, que la plataforma había elegido a tres personas que estuvieron vinculadas a este club, con cargos importantes para contar la historia viva de este equipo, y cumpliendo con este compromiso, hoy miércoles se hace la segunda entrega con otra persona que estuvo trabajando para este club 25 años como directivo y vicepresidente, con un encargo especial, el relaciones públicas, que formalizaba los fichajes, atendía las peticiones de los jugadores, se preocupaban de la vestimenta y botas de los jugadores… estamos hablando de Ignacio Gil Armas, conocido en el entorno futbolístico como “Ignacito”.
En la entrevista, Ignacito nos cuenta que su directiva se reunía en una casa particular en un salón, se veían una vez a la semana y tenían un campillo de tierra, se pasó 25 años yendo a los entrenamientos a Barrial día por día y a todos los partidos. Contó para su equipo con gente buena, de fuera de Sardina, de Guía, de Las Palmas… Se encargaba de los fichajes del equipo y todos los jugadores pasaban bajo sus órdenes, cualquier problema que hubiera se lo decían a él y luego lo llevaba a la junta para tomar decisiones, recuerda ir al zapatero de Barrial a poner los tacos de madera a las botas para poder entrenar y jugar. Tenían una gran afición, salían hasta 4 guaguas para ir a jugar a La Aldea, cuidaba a los de fuera como si fueran del barrio, había poco dinero alguna prima que otra.
Algunos jugadores pedían algunas perras y no había para cubrir los viajes a los entrenamientos, y él se ofrecía a prestar el dinero de su bolsillo y luego esperar a que el club se lo devolviera, llegó a prestar 5.000 pesetas en aquella época que era dinero. Cuando el Sardina jugaba en Barrial el indicativo eran las muchas motos que llevaban los aficionados a ver los partidos.
Nunca se engañó a nadie, había poco dinero, pero lo que se prometía se daba. Se compró el solar para hacer la sociedad. La iniciativa de esta plataforma, la ve muy bonita, con mucho interés. Él va a tener 90 años y nunca ha visto una idea tan buena como esta y dejó el equipo con muy buenas intenciones, entregando el club con su junta, a una nueva generación mucho más joven.
A continuación, se ofrece el video de la entrevista completa para que ustedes la puedan disfrutar, lo puedes ver, pinchando en el PLAY del citado video.






























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