Como bien demuestran muchos estudios la actividad física tiene muchos beneficios para nuestra salud, disminuyen el riesgo desarrollar enfermedades cardiovasculares, de desarrollar cáncer o el riesgo de diabetes de tipo 2, además ayuda a mejorar de la salud mental, cognitiva y una mejor conciliación del sueño y a disminuir el riesgo de deterioro cognitivo.
Un reciente estudio “Compensación energética y adiposidad en humanos”, publicado en la revista científica Current Biology, demuestra que el ejercicio no es suficiente para mejorar nuestro peso quemando calorías.
Al hacer deporte el cuerpo pone en marcha una especie de mecanismos de ahorro energético, que acaba reduciendo el efecto de pérdida de peso de la actividad física.
Es decir, el cuerpo compensa las calorías quemadas limitando la energía utilizada en funciones básicas como la respiración o la digestión cuando realiza ejercicio físico.
Como también llega a la conclusión este estudio, esta respuesta de compensación no es igual en todos los individuos, observaron que esta repuesta depende del peso de partida de cada sujeto.
En las personas con un índice de masa corporal de entre 18,5 y 24,9, considerado normal, esa compensación es del 28 %, es decir, sólo 72 de cada 100 calorías gastadas con el ejercicio físico se transforman en calorías “quemadas” y, por ende, en pérdida de peso.
Las personas con un índice de masa corporal >35%, consideradas como más obesas, la compensación de las calorías al hacer ejercicio físico llega a ser tan sólo de hasta un 50%.
Ese sistema de compensación energética no solo varía según el metabolismo y el peso, sino también la edad. A partir de los 60 años el metabolismo se ralentiza un 1% cada año que pasa, con lo que se consume menos energía y adelgazar con el deporte se hace también más difícil.
Cuando se trata de adelgazar, son muchos los factores a tener en cuenta. Este estudio apoya el consejo que desde hace años insisten los expertos, que para perder peso de manera saludable lo importante es seguir un estilo de vida saludable de forma continua, lo que incluye cambios a largo plazo tanto en los hábitos diarios de alimentación como en la actividad física.
No es necesario matarnos de hambre, sino, de comer y quemar lo que se come y que el cuerpo no almacene y al mismo tiempo, quemar lo almacenado.
Además, la importancia del ejercicio físico cuando se sigue una dieta saludable es que ayuda a preservar y potenciar nuestro sistema muscular, lo que activa este parte de nuestro cuerpo metabólicamente muy activa y ayuda a lograr y mantener los cambios corporales durante más tiempo.
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