Gobierno y oposición, fueron elegidos por el pueblo para que los representara, y por ello deben hacer prevalecer los intereses de quienes los eligieron a los partidistas

Lo que suele pasar y está pasando actualmente en nuestro país, entre gobierno y oposición, nos está conduciendo, presuntamente, a mi modo de ver y entender, a una situación calamitosa. Para mí, es absolutamente destructivo, considerar al adversario político, como un enemigo y que no se fije más objetivos que el de acabar con él. Debemos partir de la base de que la oposición, al igual que los partidos que nos gobiernan fueron elegidos por el pueblo como representantes del mismo; lo que conlleva, que la oposición tiene el deber y la obligación de hacer aportaciones positivas, y máxime en estos momentos en que el país se halla inmerso en una situación muy compleja, por causa de una pandemia, que nos condiciona y mucho. La oposición debe ser siempre constructiva y más si cabe, como ya dije antes, en estos precarios momentos; contribuyendo a la gobernabilidad y al funcionamiento institucional; insisto en que es de obligado cumplimiento ejercer el papel de partido de la oposición en el que les ha colocado la voluntad de los ciudadanos; por tanto, no corresponde a la oposición el papel de perturbar la vida democrática, aunque también es muy cierto, que tampoco tiene que ser cómplice de los errores del Gobierno. Una cosa es una cosa y otra cosa son dos cosas.

Gobierno y oposición deben encarar la gestión pública con políticas de Estado, consensuadas y con el propósito de que sean duraderas, incluso más allá del presente mandato; hay que tratar de sumar la mayor cantidad de voluntades posibles por encima de intereses partidistas; gobierno y oposición deben comprometerse a interactuar en las grandes decisiones, por el bien general del país; e incluso, debieran abandonar las presuntas actitudes de soberbia, al actuar en muchos casos, como si fueran los dueños absolutos de la verdad; y además, a no dejar pasar este mandato, sin haber acordado planes sobre políticas de Estado, actuando siempre detrás de los acontecimientos y cayendo en continuas contradicciones y enfrentamientos.

Juan Reyes González