Figuritas de cartón
Y por un instante noté que era feliz.
Es víspera de Reyes. El mayor de mis acompañantes tan sólo tiene seis añitos.
Salimos a buscar la hierba para los camellos; sus risas sinceras y sus miradas ilusionadas desintegran completamente mi alma, me hace evadirme del mundo en el que vivo, y siento que le he ganado una batalla a esa especie de nada que, como en la historia interminable, nos invade cual implacable huracán, arrasando con ilusiones y fantasías, dejándonos como seres inertes, que, cual figuritas de cartón, son movidas por la primera brisa que llega.
Después de dejar en perfecto orden los zapatitos y las viandas de los misteriosos visitantes, recompuse mi alma y volví al mundo de los mortales.
Ya solo, escuchando baladas de Charles Aznavour, sentí que, por un momento, y sólo un momento, fui feliz.
Miguel Rodríguez Romero































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