La palabra ‘música’ proviene del griego µουσική (τέχνη) – musiké (téchne), cuya traducción literal es ‘el arte de las musas’, y se describe como una manifestación artística capaz de producir un impacto en la conducta humana, individual o colectiva, y de expresar sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas.
Escuchar música provoca una gran variedad de actividades y estímulos cerebrales que influyen directamente en aspectos importantes de la vida como el estado de ánimo, el control del estrés, la ansiedad o la fatiga.
Esto sucede porque la música estimula muchas áreas cerebrales, como las que son responsables de la memoria, el movimiento y el estado de ánimo. La música es una experiencia sensorial que puede activar muchas áreas cerebrales al mismo tiempo.
La Musicoterapia es una terapia que utiliza la música para mejorar el estado de salud y bienestar del paciente. Estimular la mente es esencial ya que es el centro operativo donde se procesan, se comprenden y se juntan todas las sensaciones y emociones que los seres humanos percibimos y expresamos.
Ya que la música es un estímulo accesible y atractivo, tiene gran influencia sobre los pacientes y éstos reciben la terapia de manera agradable.
Actualmente en España existen distintos centros hospitalarios donde se practica la musicoterapia como terapia complementaria en los procesos de recuperación y/o acompañamiento en diferentes tratamientos, observando una mejora en la calidad de vida de los pacientes.
Los beneficios que la musicoterapia aporta son numerosos. Entre ellos se encuentran:
A nivel cognitivo: aumento de la capacidad de aprendizaje, mejora de la orientación, aumento de la capacidad de atención y concentración y estimulación de la comunicación y el lenguaje; estimula la imaginación y creatividad, evoca asociaciones, estimula la memoria,
A nivel físico: actividad muscular, lo que ayuda a mantener las articulaciones y fuerza de la musculatura; cambios en la presión arterial, la frecuencia cardíaca o respiratoria, a través de cambios rítmicos musicales respiración (aceleración o enlentecimiento);
A nivel socioemocional: aumento de las interacciones sociales, mejora de las habilidades sociales y la autoestima, previene el aislamiento, comunicar y/o expresar estados emocionales, modificar estados de ánimo, promover diferentes emociones, etc.
Las publicaciones revisadas destacan prácticamente en su totalidad el efecto beneficioso de la musicoterapia sobre el estado cognitivo y conductual de los pacientes con EA, que repercute finalmente en efectos saludables y en la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus cuidadores.
La musicoterapia ofrece variados beneficios para las personas mayores; ya que mejora el estado de ánimo, reduce la ansiedad, depresión, estrés y agitación, proporcionando una mejora de la calidad de vida. En definitiva, promueve un envejecimiento activo y saludable.
Los estudios de investigación de los últimos años muestran en general efectos positivos de la musicoterapia en pacientes que reciben cuidados paliativos.
La musicoterapia neurológica está siendo implementada en hospitales y centros de neurorrehabilitación alrededor del mundo gracias a la abundante evidencia neurocientífica y al creciente interés por los efectos de la música en el cerebro. Siendo reconocida y avalada por la World Federation for Neurorehabilitation, la musicoterapia neurológica es utilizada como intervención no-farmacológica y no-invasiva para tratar a pacientes con trastornos neurológicos que presentan disfunciones cognitivas, motoras, y/o del lenguaje.
Además, del reconocido y estudiado impacto positivo de la musicoterapia sobre la ansiedad y depresión en pacientes, se ha observado comprobado también su impacto positivo en la disminución de la ansiedad en pacientes con cáncer sometidos a simulación para radioterapia.
Aunque las terapias musicales rara vez son el único tratamiento que recibe un paciente, se utilizan cada vez más como complemento de otras formas de tratamiento médico.
Que apasionante estas facetas de la musicoterapia ya que, como arte, se organiza por la ciencia y se focaliza en un proceso interpersonal. Como ciencia se enriquece por el arte y se humaniza la relación terapeuta-paciente. Como proceso interpersonal, es facilitado por el arte y guiado por la ciencia.



































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