Volvió a leer lo que había escrito. Apretó el botón de supr del ordenador y lo borró todo. No, no era aquello lo que quería transmitir. Llevaba más de una semana con la idea del relato rondando en la cabeza pero no lograba plasmarla en el documento de word.
150 palabras, ¡no podía ser tan difícil escribir 150 palabras! Eran apenas dos o tres párrafos, unas doce lineas, nada más.
Cuando comenzó el taller de creación literaria nunca se imaginó que dar forma a una historia podría ser sumamente complicado. Las instrucciones eran claras: un personaje, en primera persona, un hecho sorpresivo que supusiera un giro narrativo y una extensión máxima de 150 palabras. Para una persona con su formación, el reto creativo estaba chupado. Claro que le faltaba la idea, la trama...
Levantó la cabeza y miró a través de la ventana. De pronto se acordó de la película de Hitchcock. Como un fogonazo, las ideas le vinieron a la mente. Comenzó a pulsar las teclas del ordenador en estado de casi posesión demoniaca.
En apenas tres minutos había escrito todo lo necesario. Pulsó la opción de Seleccionar texto y buscó la herramienta de contar palabras. Miró el resultado: 148 palabras. Perfecto. Ya solo quedaba releer y perfilar. Cambió chocolate por turrón y pipas por roscas y lo releyó. Ahora sí, concluido.
Se dirigió a la cocina para coger una bolsa de supermercado. Un relato, tal vez no, pero la lista de la compra para sentarse a ver 'La ventana indiscreta' le había salido en un pis pas.
Y es que su capacidad para escribir era tan versátil...
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.50