El 15 de marzo de 1963, el Gobernador Civil de la isla don Antonio Avendaño Porrúa, giró visita al barrio del Hornillo de Agaete, los cerca de 242 habitantes del pago y sus alrededores le expusieron las necesidades del apartado lugar, entre otras; las mejoras de los accesos y la finalización de la construcción de una ermita donde poder honrar a la patrona del caserío, Santa Teresita del niño Jesús, cuya imagen se veneraba desde los años cincuenta que, a falta de un lugar de culto se encontraba en la escuela pública, donde esporádicamente se realizaba alguna misa.
En esa visita, la entonces primera autoridad de la isla les prometió la finalización de la ermita y el estudio de la construcción de una pista de acceso desde la presa de los Pérez.
Las obras de la ermita se adjudicaron rápidamente, construyéndose en un solar anexo a la escuela.
Eran tantas las ansias de tener una iglesia de los vecinos que se propusieron que, el último domingo del mes de junio, cuando el barrio solía tener la costumbre de celebrar la festividad de la santa, la ermita estuviera terminada y lista para el culto.
En la construcción, además de la contrata, participó todo el barrio y en un tiempo récord de dieciocho días de trabajo, la ermita ya estaba lista para su inauguración.
El templo constaba de unos 130 metros cuadrados, con sacristía, airoso campanario y baptisterio.
El domingo 23 de junio de 1963, tres meses después de la promesa, siendo alcalde de la villa don Andrés Rodríguez Martín, a las once de la mañana se presentó en el pintoresco y engalanado lugar toda la plana mayor del "movimiento" en la isla, gobernador civil, presidente del cabildo y un sinfín de autoridades, alcaldes de Agaete y Moya incluidos. Teniendo lugar la inauguración y bendición del nuevo templo por el párroco de El Valle, reverendo don Juan Marrero Rodríguez, auxiliado por el reverendo don Teodoro Rodríguez, párroco de Nuestra Señora de la Concepción de Agaete. A continuación, tras la primera misa en el templo, Santa Teresita, a los sones de la banda de Agaete, salió en procesión por los tortuosos caminos del barrio, inaugurándose a la vez una vistosa plaza delante de la ermita.
Es de destacar el donativo de una dama anónima de Las Palmas, con el que se compró todo el mobiliario y los ornamentos litúrgicos.
Con esta gesta de construir prácticamente todo el templo en 18 días, los vecinos de El Hornillo dejaron muy atrás el anterior récord que estaba en sus vecinos del Valle, que construyeron sesenta años antes la ermita de San Pedro en tres meses, eso si, hay que reconocer que la tecnología y los materiales habían avanzado algo (no mucho).
La fe además de mover montañas mueve; ladrillos, bloques y cemento.
Años setenta del pasado siglo.
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