Todo depende de los días. Si el sol sale temprano, lo primero que hace es dibujar las fachadas. Juega con las sombras, con los árboles, con los edificios altos y las paredes blancas, sus preferidas: las que mejor se prestan a sus filigranas matutinas.
Por eso la mirada en los días claros se acompaña de una sonrisa que habla de imágenes naturales que ni siquiera habíamos imaginado. Esto de mirar con detenimiento tiene su aquel. Sí, sí, ya sé que no voy a llegar a ninguna parte en este mundo tan materializado y tan urgente de asuntos cotidianos. Solo sé que cuando las imágenes se proyectan en mi ordenador surgen las ideas y el folio en blanco en la pantalla comienza a llenarse de palabras.
Seguramente no llegarán a buen puerto. Pero tampoco me importa: en este proceso creativo las manos teclean como si fueran autónomas y las ideas se aturullan en su desesperación por salir. Es lo que tiene el mirar y el observar: que las cosas más normales se convierten en extraordinarias. A los que se dignen leer estas líneas les habré regalado un tiempo sin tiempo y, quizás, un punto de vista ligeramente novedoso. No aspiro a más.
Los dibujos del sol son tan caprichosos como los días en que nos sentimos confinados y comenzamos a mirar en nuestro interior. No sé interpretar las imágenes que acompañan este texto. Pero quisiera hacerles notar dos cosas: primero, que los días azules en la mañana detenida son un regalo de autenticidad de la Naturaleza; segundo, que detrás de cada imagen se encierra una historia, pero aún no hemos podido llegar a ellas. Podríamos decir que estamos en la introducción.
Ahora hay que dejar que las palabras busquen su acomodo y, si dentro de una semana esto funciona, les regalaré, otra vez, lugares y personajes, encuentros y desencuentros, amores y desamores: la vida misma.
Porque los caprichosos trazos del sol en las fachadas de mi ciudad, ya sean viejas o recientes, proyectan sensaciones y deseos, utopías y realidades, que nos acercarán a un territorio que ni siquiera sospechábamos. Dicho sea de paso: todo ha ocurrido por pura casualidad.
El caminar temprano tiene su historia y su verdad. Y, aquí, de momento, les estamos mostrando una sencilla y cercana. Ya veremos más adelante si con la atmósfera y el ambiente adecuados logramos situar el relato y los distintos personajes, ahora escondidos, en el contexto adecuado.
Seguiremos pensando.
Y buscando los dibujos del sol para transformarlos en palabras.
Texto e imágenes: Juan FERRERA GIL










































Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.32