La tierra es tremendamente agradecida y las cuantiosas precipitaciones de la última semana han dejado una estela de belleza única en los paisajes de Agaete.
Desde la costa hasta El Hornillo, pasando por el Valle y todos los barrios del municipio, se sorprende el visitante con un manto verde rico en matices y una primavera precoz.
Atrás han quedado también los últimos cuatro años marcados por una acuciante sequía. Han sido también días de júbilo para agricultores y ganaderos que han aprovechado el derroche de las nubes para llenar con el agua de la lluvia: pozos, depósitos, maretas y todos los recursos hídricos disponibles. Mientras que en Tamadaba se han difuminado por completo las huellas del incendio que asoló el bosque en agosto de 2019.
Foto: Alberto Silva Hernández
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