Los falsos profetas del SARS-CoV-2 y el riesgo de la profecía autocumplida

Opinion

josejuansosarodriguezSi los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias.”
Robert King Merton

En el libro de la historia de la humanidad, desde el Hombre de Cromañón hasta nuestros días, con el SARS-CoV-2, se han escrito muchas páginas con la tinta del terror de las epidemias.

El terror y la huida, espoleados por el sentimiento de culpa de las sociedades con una concepción mágico-religiosa de la vida, donde las plagas eran concebidas como un castigo divino, o perversidades de las fuerzas del mal. El castigo de unos dioses que exigían el arrepentimiento y la mortificación de los seres humanos para apaciguar su cólera. Así, aparecieron curanderos, sacerdotes o profetas que, erigiéndose en portavoces de los dioses, les exigían a los hombres sacrificios y arrepentimiento, a la vez que vaticinaban el final de los tiempos. Profecías que, con frecuencia, causaban más daño a la población que la propia epidemia.

Pero la transformación de las sociedades acientíficas en sociedades modernas, donde el conocimiento científico desbancó a las concepciones mágico- religiosas, no fue suficiente para que desaparecieran aquellos curanderos, sacerdotes o profetas que, con sus vaticinios desatinados, no hacían más que empeorar la situación, ya de por sí catastrófica.

Aquellos curanderos, sacerdotes o profetas hoy se llaman “negacionistas” que, apelando a descabelladas ideas conspiratorias, niegan la existencia de la pandemia, convirtiéndose así en verdaderos aliados del virus, facilitando su expansión.

De igual forma, algunos investigadores mediocres –virólogos, biólogos o genetistas- que buscan su momento de gloria formulando teorías infundadas, disparatadas y sin rigor científico, y que alarman y predisponen a la población en contra de la vacunación, también se han convertido en verdaderos curanderos, sacerdotes o falsos profetas acientíficos, que, con sus insensateces e irresponsabilidades, no hacen más que entorpecer o ralentizar la salida de la pandemia.

Curanderos, sacerdotes o profetas acientíficos, también son algunos profesionales de la salud mental –psiquiatras o psicólogos- que, sin ninguna base científica que fundamente sus opiniones, e ignorando conceptos como la resiliencia, entendida esta como la capacidad que tiene el ser humano de sobreponerse y adaptarse a momentos traumáticos, inusuales o inesperados, se atreven a profetizar sobre la salud mental de la sociedad después de superada la pandemia del SARS-CoV-2. Pronosticar un incremento significativo de las fobias, de los trastornos de ansiedad, de los trastornos de estrés postraumático, o de cualquier otro trastorno mental en la post pandemia me parece, además de un disparate, una irresponsabilidad muy grave, pues puede ocurrir que estas “profecías” calen de tal manera en el tejido social que terminen convirtiéndose en profecías autocumplidas, o autorealizada socialmente,

José Juan Sosa Rodríguez es psicólogo experto en Psicología de Emergencias y Catástrofes.


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