Dice un conocido refrán que 'de casta le viene al galgo' ¿el qué? En este caso: la infidelidad.
Son muchos los que habiendo nacido en una cuna de oro y viéndose atrapados en matrimonios concertados por intereses políticos han dado rienda suelta a su pasión sexual en aventuras extra maritales. Lo que nos lleva a aceptar que esto de 'poner los cuernos' no es algo que se acabe de inventar.
Podemos remontarnos a los anales de la historia y encontraremos cientos de testimonios de hombres y mujeres (que aquí no se salva nadie) infieles, pero sin duda existen unos personajes que parecían tener un imán. Una tendencia innata a engañar a sus parejas y , en algunos casos, el engaño era incluso bidireccional.
Empezamos así el recorrido histórico por las infidelidades más famosas de la realeza española a lo largo de siglos y siglos de historia.
Fernando e Isabel. Los Reyes Católicos que dominaban el mundo cuando se decía popularmente que en España nunca se ponía el sol. Eran primos, por lo que tuvieron que pedir permiso al Papa para poder contraer matrimonio total ¿para qué? Si según cuentan las leyendas no pararon de ponerse los cuernos el uno a otro. Ya sabes, eso de 'tanto monta y monta tanto Isabel como Fernando' llevado a los extremos. Son más conocidos las visitas a otras camas del Rey Católico pero de ella se rumorea que mantuvo un apasionado idilio nada menos que con Cristóbal Colón ¿sería así como la convenció para que le dejara viajar a las Indias? !Ah, eso es un secreto que ambos se llevaron a la tumba!
Sin necesidad de cambiar de familia real, nos encontramos con uno de los casos más tristes de la historia. Juana I de Castilla, hija de Fernando e Isabel, contraía matrimonio siendo casi una niña con Felipe, al que apodaban 'El Hermoso'. Entre ambos surgió la chispa con solo verse, tanto que, teniendo en cuenta que la tradición de la época les impedía mantener relaciones sexuales antes del matrimonio, adelantaron la boda porque ninguno de los dos podía esperar a ponerse las manos encima. Da pena pensar que, lo que comenzó como una tórrida historia de amor entre dos jóvenes casi desconocidos, acabó con la protagonista loca encerrada en un monasterio (no tocaremos aquí los intereses políticos que había tras este hecho) solo porque el 'pichasuelta' de Felipe no sabía mantenerse los pantalones puestos.
Carlos V, hijo de Juan y Felipe, fue otro de los grandes reyes infieles de nuestra historia. Bien parece que aquí se cumple lo que decía el principio y 'de casta le viene al galgo' en este caso al joven le venía por ambas partes. La genética, que es caprichosa a veces, y además de heredar la destreza para gobernar el país, Carlos sacó de sus antepasados también su pequeño problemita con la fidelidad. Circula por ahí la historia de que, con su abuelo Fernando, compartió incluso mujer. Siendo su 'abuelastra' Germana de Foix quien le inició en el mundo del sexo. Casado oficialmente con Isabel de Portugal fueron incontables las correrías amorosas del Rey, de las cuales tuvo además varios hijos bastardos.
Pero no solo han sido ellos quienes han metido sus reales huesos en otras camas. Las reinas de nuestra historia tampoco se quedan atrás. Aunque a vista de todos pudieran parecer las sumisas esposas florero de los Reyes, lo que sucedía de puertas adentro de la alcoba, ya fuera la propia o una ajena, solo ellas lo saben. Sin embargo, siempre algo trasciende, como es el caso de María Luisa de Parma.
Hija de un duque y una princesa se casó con el futuro Carlos IV convirtiéndose en Reina consorte de España en tras la muerte de su suegro Carlos III. Pero el llevar la corona sobre su cabeza no le impidió tener algún que otro affaire fuera del matrimonio. Siendo con Manuel Godoy, uno de los políticos más importantes de la época, el más sonado, y no el único.
A Isabel II (que llegó a ser reina con tan solo doce años) se le conoce popularmente como 'la reina ninfómana' ¿por qué? Al parecer fue precoz para todo. Obligada a casarse a los dieciséis años con su primo carnal (del que se decía por algunos círculos que era gay) las ansías de la joven soberana no parecían ser fácilmente aplacables. Hija de Fernando VII, una vez más, de casta le venía a la muchacha, y María Cristina de Borbón Dos Sicilias quien, a pesar de estar viuda seguía quedándose embarazada, como mínimo, una vez al año. !Misterios de la monarquía!. Lo cierto es que la forma de actuar y vivir de Isabel no sería escandalosa (demasiado) en una joven del siglo XXI; salía hasta tarde y dormía durante casi todo el día y entre su lista de amantes se encontraban cantantes, compositores, oficiales del ejército (algún que otro ascenso otorgó a un compañero de cama) y así una larga lista de hombres que trataban de mantener a la reina feliz. Fruto de todas estas relaciones tuvo la chiquilla diez niños, claro el tema de los anticonceptivos en aquel momento no lo controlaban mucho.
Y como estos otros muchos casos. Felipes, Fernandos y Alfonsos, Isabeles, Juanas y Marías, que heredaron de sus ancestros algo más que el nombre y la posición social. La obligación de dirigir el país (cuando España era grande e importante) y la afición por meterse en lechos que no eran los suyos oficiales parecían detalles que iban con el cargo de ser Rey o Reina en una época en la que te obligaban a casarte por el bien de un país entero. Atrapados en matrimonios sin amor, ¿Quién podría juzgarles?
































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