“Estamos actuando irresponsablemente, y no es falta de información, es incivismo, las mascarillas tiradas en cunetas y aparcamientos acabarán en la cadena trófica y envenenándonos, acabaremos friendo y sancochando los plásticos” que ya están presentes en el interior de los peces y que ahora sumarán trozos de mascarillas y guantes, pues se han convertido en el último atentado del ser humano al planeta y a la salud, pues además son focos de infección.
“No es la generalidad, pero causa un gran impacto”, afirmó el presidente del Cabildo, Antonio Morales, con motivo del Día del Medio Ambiente y este último maltrato medioambiental al que la Institución ha dedicado la jornada y una campaña a pesar de que no es un problema de falta de información. Siempre serán insuficientes, pero cuando el ser humano “quiere, se informa, es por el egoísmo insolidario de esa parte de la población”.
Una mascarilla tarda nada menos que 400 años en degradarse, y Gran Canaria usa del orden de dos millones a la semana, el daño que se confiere al ecosistema y la biodiversidad es importante, y la desaparición de la biodiversidad “tiene efectos directos sobre la vida”, apuntó la consejera de Medio Ambiente, Inés Jiménez.
Como muestra de la afección en la biodiversidad, el Cabildo mostró hoy la última tortuga recuperada en su Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, cuya actividad es un reflejo “de la acción del ser humano”, pues este ejemplar ha expulsado nada menos que 150 trozos de plásticos, a los que pronto se sumarán los microtrozos de las mascarillas, y perdió una falange que hubo que apuntarle por redes enredadas.
Y corrió con suerte, aseguró el responsable del centro, Alejandro Suárez, pues muchas veces se ve obligado a amputar desde el húmero, es decir, la aleta completa. “Es una pena, estos animales llevan en el planeta desde la época de los dinosaurios y cada vez llegan menos ejemplares, una posible causa es que están despareciendo”, lamentó Suárez, quien dijo que el cien por cien de los ejemplares tratados tienen plásticos en el interior.
Los lugares más contaminados están sufriendo en mayor medida los efectos del coronavirus. “Hemos sufrido la peor pandemia del siglo, ni aprendemos la lección ni asumimos nuestra responsabilidad”, prosiguió Morales quien hizo referencia a la incidencia que tendrán enfermedades tropicales, el giro de los alisios o incendios cada vez más agresivos.
Tanto es así, que durante este confinamiento “desaprensivos” incívicos aprovecharon para tirar escombros, entran hacen botellones en las Dunas de Maspalomas tras haber recuperado su aspecto de hace cincuenta años, y como consecuencia de la crisis, tiran mascarillas en cualquier lugar.
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