Por fin ha llegado el día de mi pecado favorito: la pereza. Y es que, amigos míos, soy perezosa por naturaleza. Ya esté confinada o libre como un pájaro, nunca diré que no si lo que me ofrecen es una buena siesta.
Pero centrándonos en el momento en el que estamos viviendo. Al igual que la gula, la pereza debe ser el pecado en el que más fácil nos resulta caer. ¡Stop aquí! No quiero generalizar y que me salten al cuello los cientos de miles de súper disciplinados que existen que aun en cuarentena son capaces de mantener sus rutinas de ejercicios, tal cual como antes de que se decretara el estado de alarma y tuviéramos todos una vida normal. ¡Felicidades por ello! Puede que incluso, personas que antes no lo hacían por falta de tiempo, lo hagan ahora. No obstante, lamento decirles que no son la mayoría.
Cuando nos vemos con las 24 horas del día libres sin absolutamente nada que hacer. La aplicación de Netflix no es que nos llame, es que grita hasta desgañitarse ¡estoy aquí! ¡me estás pagando, úsame! Como si se tratase de una prostituta cualquiera en una esquina de Molino de Viento.
La cama, esa a la que, según los expertos debemos recurrir tan solo 8 horas durante la noche ( y quizá 20 minutos a media tarde) se convierte en una enemiga que te atrapa, y no te deja salir de sus poderosas redes. Bueno, enemiga o gran amante que te estrecha entre sus brazos dándote el cobijo y el consuelo que necesitas en estos tiempos, depende de tu estado de ánimo.
El sofá, se convierte en tu mejor aliado, para quien lo prefiera como alternativa a la cama que para gustos colores, largas siestas o maratones de series y películas, videoconferencias con tus amigos, o charlas con las personas con quienes estás compartiendo el confinamiento. ¡Todo es posible sin moverte de él¡
Por no hablar del pijama/chándal. Que levante la mano quien se ha vestido, y por vestir no pido más que ponerse un pantalón vaquero y una camiseta, más de tres días en lo que llevamos de cuarentena. ¿Quién tiene ganas de vestirse para no hacer nada? ¡Como mucho una camiseta “decente” dependiendo de la confianza que tenga con quien vaya a tener la videoconferencia!
En fin yo no sé ustedes de leer pero a mí ya me está dando pereza de escribir...¡Me voy a la cama a seguir pecando!
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