En Enero de 1916 fallecía una niña en la Hoya de San Juan de la temida viruela, que por lo visto, venía azotando Arucas desde hacía dieciocho meses.
Por esas fechas, en concreto el 13 de enero de 1916, visitaba la ciudad de Arucas el Sr. Delegado del Gobierno de su Majestad para tratar asuntos con el señor Alcalde.
La citada visita hizo que algunos ciudadanos se dirigieran, por escrito, a dicho Delegado del Gobierno donde se le expresaba: “Qué lástima que durante su visita no hubiera usted abandonado la comitiva municipal para visitar los barrios que están siendo azotados por la viruela, no esa que el Alcalde dice benigna sino la más grave, la viruela negra”.
La viruela negra, también conocida como hemorrágica, es una variante maligna. Sus síntomas, hemorragias cutáneas que son extensivas a las mucosas de todo el cuerpo y órganos internos.
Según los vecinos, el Alcalde ha estado “irrespetuoso desde el momento que no cumple las órdenes de sanidad, convirtiendo Arucas en un foco de infección tan grande como el más miserable y asqueroso poblado africano”.
Se le pide desinfección y no lo hace, decían los desesperados vecinos, incluso invitaron al delegado a que viniera al municipio de incógnito para ver, in situ, a un pueblo pobre, a un pueblo necesitado y con un Alcalde que ha tomado al pueblo por el basurero de su casa.
Todas estas quejas y el haberse dirigido los vecinos al delegado regio, levantaron una gran polémica ya que luego los partidarios del Alcalde entraron en disputa diciendo que
“Era un hecho inexacto lo de la viruela negra y que sólo se estaba actuando para atacar y ridiculizar a las autoridades y alarmar a la opinión pública”.
Dichos seguidores presentaron como prueba el certificado médico de la niña fallecida en la Hoya de San Juan. Dicho certificado no expresaba como causa del óbito, la viruela negra, siendo comprobado por el inspector de sanidad municipal que, por cierto, no tomó las debidas precauciones por si se trataba de tan temido mal corriendo el peligro de posible infección.
Los vecinos denunciantes de tan delicado asunto lo definieron como de “gran mentira municipal” alegando que “no les guiaba el emprender una campaña política y menos censurar al Alcalde por sistema, sino única y exclusivamente el hacer una obra humanitaria que creían en conciencia ya que las autoridades locales no se han esforzado en remediar este terrible mal y así las autoridades superiores se enteren y tomen, de una vez por todas, las medidas que dictan las leyes.
Es de justicia, para con los vecinos, decir que de la misma manera que éstos censuraron la actuación negligente del Alcalde, aplaudieron la decisión del segundo Teniente de Alcalde, don Isidro Pérez y Pérez, por sus acertadas medidas que tomó desde que se hizo cargo del ayuntamiento, que hizo que la enfermedad decreciera rápidamente en este paupérrimo municipio.
Y es que gracias a Dios estos vecinos, de buenas intenciones, tenían claro que no sólo denunciarían la propagación de la viruela sino también a todo aquello que redunde en perjuicio del pueblo.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.164