Hogar, dulce hogar

Opinion

pedroferreragilNo sé yo. Otro mito que salta por los aires. Los binomios hogar-descanso, hogar-placidez y hogar-paz empiezan a tener otros significados.

No digo que esa concepción dulce que hasta ahora teníamos de nuestras cuatro paredes haya girado a lo amargo, pero convendrán conmigo que su sabor se ha transformado en algo sacarinoso. Ya no sabe igual.

La actual situación de confinamiento nos ha llevado a un parón a todos los niveles y tente tieso. Más claro, entre dos cuestiones: ¿cómo lo llevas? y esto es lo que toca. Resignación, hermanos, resignación.

Sin embargo, es de agradecer que, al mismo tiempo, se nos haya abierto una etapa de descubrimientos de hechos y cosas de las que hasta ahora no nos habíamos percatado ni le habíamos dado importancia alguna.

En mi caso, he descubierto que mi casa tiene azotea y todo. Que sus dimensiones son sesenta pasos p’alante y treinta pa los lados. Existen unas vergas de diferentes colores y grosor que, según los entendidos, se les conocen popularmente como liñas. Así como una bolsa que hoy está aquí y mañana allá con unas cosas de diferente material: madera y plástico fundamentalmente que se denominan trabas. ¡Qué invento! Y uno ignorante de todo. Hasta aquí nada que objetar.

piesrecortepantalla

Lo preocupante comienza cuando, en un saco tirado seguramente con desdén, aparecen tres utensilios que pese a mis capacidades intelectuales no conseguí identificar. Realizadas las consultas pertinentes, resultaron ser joyas de la antigüedad más reciente. Un pico, una pala y una raspadera constituían el contenido de aquel saco. Dado que eran herramientas de trabajo, dejaron de interesarme. Es más, aprovechando que el camión de la recogida de trastos pasaba al día siguiente, allí los deposité. Ya eran las 20:30 horas. Las normas son las normas. ¡Faltaría plus!

Lo que sí me tiene preocupado y un poco agobiado es observar cierto proceso de regresión que están pasando mis hijos. Me explico, el de treinta y pico ha recuperado su pasión por la flauta travesera. ¡Vaya guineo, cristiano! Y la de treinta y tantos se pasa todo el jodío día dando saltos y caminando de puntillas. Con su tutú y todo. ¿Qué padre en esta situación no se preocuparía? Yo, por ejemplo.

Ajolá este panorama acabe pronto. Diariamente hago el esfuerzo de mantener la cabeza fría y los pies en el suelo.


Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.214

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.