¡Cómo me gustaría!
¡Cómo me gustaría despertar una mañana y descubrir que la vida se ha encendido de nuevo! Me gustaría volver a ver las colas de coches por las mañanas y los atascos imprevistos porque eso significará que la gente no ha perdido su puesto de trabajo.
Este tiempo de espera y reclusión también es un tiempo de dolor y tristeza.
¡Cómo me gustaría despertar una mañana y descubrir que hemos recuperado la cordura, el juicio y la discreción! Ver a los niños yendo al colegio se me antoja una imagen perfecta: la clase, el maestro, los compañeros, la pizarra, los dibujos… ¡Y la alegría!
¡Cómo me gustaría despertar una mañana y comprobar que nuestros políticos se han vuelto inteligentes y comedidos en sus expresiones divergentes! ¡Y verlos remando en el mismo sentido de la marcha! Sin embargo, estoy convencido de que eso no ocurrirá porque es un imposible aspirar a un mundo donde la moderación y el criterio sirvan para andar por el camino. Es verdad que nuestra sociedad no es perfecta, pero sí la podríamos convertir en un barco que avanzara lentamente en su travesía y llegara, finalmente, a buen puerto. Ya lo sé: nada de eso ocurrirá. Regresarán las trifulcas políticas y los insultos cuando ya, ellos y ellas, no encuentren los argumentos que hablen de crítica y superación.
Seguiremos viviendo alocadamente. Y la mentira volverá nuevamente a convertirse en argumento.
¡Cómo me gustaría despertar una mañana y descubrir que esta ceguera que nos rodea ha desparecido! Y creer que nuestros dirigentes, por fin, nos van a tratar con inteligencia y respeto. De momento, nos van diciendo, poco a poco, cómo será el futuro: lo dejan caer en una rueda de prensa como posibilidad, los tertulianos difundirán las palabras en interpretaciones varias y durante unas semanas lo iremos tragando. Para cuando decidan tomar la medida, ya estaremos convencidos de su bondad y eficacia, aunque perdamos libertad.
¡Cómo me gustaría que me dijeran de una vez qué va a pasar después del 26 de abril! Me encantaría irme haciendo a la idea del día en que salgamos de nuevo a la calle, con total libertad. ¿Cómo será ese momento? ¿Alguien lo sabe? ¿Seguiremos escuchando una cosa y la contraria?
¡Cómo me gustaría que nos trataran como las personas serias que somos! No somos unos niños que nos conformamos con un caramelo. Somos personas con criterio y opinión libres.
¡Libres!
¡¡Cómo me gustaría que a las cuatro y diez regresara Aute!!































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